domingo, 12 de junio de 2011

Artículos sobre la moción de censura en el sistema parlamentario español

ANÁLISIS | La votación refleja la extrema debilidad del Gobierno

Moción de censura destructiva

José Luis Rodríguez Zapatero y Elena Salgado, durante el debate.
Lucía Méndez | Madrid
Actualizado jueves 27/05/2010 13:46 horas
Los ojos de Elena Salgado y la mandíbula de Zapatero lo decían todo. La vicepresidenta no es una mujer que deje traslucir sus emociones. Pero cuando subió a la tribuna apenas podía abrir los ojos, como si no hubiera dormido o como si hubiera estado llorando mucho. Y la mandíbula del presidente con la tensión contenida, sin despegar los labios. El PP creía que Zapatero iba a intervenir, pero sólo podía haberlo hecho para echarse a llorar, después de haber escuchado a los portavoces decirle que su tiempo se ha acabado.
Porque durante toda la semana los portavoces de los grupos parlamentarios no han estado hablando del decreto. O no sólo del decreto. De lo que han estado hablando es de la posibilidad real de tumbar o no al Gobierno. Eso, si caía o no el Gobierno, y no el futuro del país, es lo que estaba en juego en una votación que durante los segundos que duró tuvo la emoción de los penaltis en una final de la Eurocopa. Zapatero se salvó por la campana, pero las caras de los ministros y dirigentes socialistas eran un poema.
La sesión del Congreso fue una moción de censura destructiva contra el presidente del Gobierno. La Constitución no la contempla, pero la mayoría de los grupos -hasta los que salvaron al Gobierno de la quema- la pusieron en práctica. Como le dijo el portavoz de UPN, Carlos Salvador, no nos haga pasar otra vergüenza más. Por eso Mariano Rajoy, que había decidido intervenir desde el lunes aunque no quiso decirlo para mantener el suspense, tenía que votar "simple y claramente" que no. "Mi grupo parlamentario no puede contribuir con su voto a que usted siga ahí. Si otros lo hacen será su responsabilidad".
Arriesgaba poco. Raro sería que Merkel y Sarkozy, con los problemas que tienen, vayan a llamar al líder del PP para echarle la bronca. Tendrá que aguantar algunas críticas sobre su falta de responsabilidad. Pero ¿qué son esas críticas comparado con el gustazo de decir no, no, y no a Zapatero? Él sabe que no tiene votos para una moción de censura constructiva que alumbre un Gobierno nuevo. Por eso optó por la destructiva, aprovechando además la capacidad de autodestrucción que ha acreditado Zapatero.
Tras el pleno, sabemos que el Gobierno está dando bocanadas, que es CiU quien le ha salvado de la quema y que seguramente en manos de Duran puede estar la fecha de las elecciones generales, porque no las quería antes de las catalanas.
Zapatero no tiene quién le apoye los Presupuestos, por lo que se puede repetir la Historia. Pujol dejó caer a Felipe González después de la Presidencia europea del año 95. Zapatero tendrá que pensar a partir de hoy qué es lo que va a hacer para seguir gobernando en el alambre, aunque hasta las previsiones más optimistas no le auguran más que desgracias.
Cuando Elena Salgado salió del pleno seguía sin poder abrir los ojos. Y los espectadores salieron sin saber qué será del país. Con un Gobierno en situación de extrema debilidad y una oposición dispuesta a destruir, pero no a construir



Noticias de España



Rajoy dice que una moción de censura a Zapatero sería 'buen marco' para presentar alternativas, pero aún no la contempla



Reprocha a López Aguilar que permanezca callado mientras los gobernantes vascos "coaccionan" a sus jueces con manifestaciones
MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

El presidente del PP, Mariano Rajoy, aseguró esta tarde que, "en este momento" se considera "más alternativa que oposición" al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y, tras recibir varias preguntas al respecto, admitió que el contexto de una moción de censura podría resultar "buen marco" para defender sus propuestas. No obstante, puntualizó que no es una posibilidad que contemple por el momento.

"Es verdad que la moción es fundamentalmente constructiva y que produce un efecto jurídico cuando el que la presenta consigue votos suficientes para cambiar al Gobierno. Es evidente que, dada la composición de la Cámara, no parece que haya muchas posibilidades de que el PP pueda sumar 176 escaños. Es verdad que aunque esto no sea así, puede ser un buen instrumento para presentar la alternativa, porque con la moción de censura quien se examina es la oposición y, desde ese punto de vista, para presentar una alternativa puede ser un buen marco y una buena posibilidad", reconoció.

Durante su intervención en el Foro ABC, señaló que sería "mucho más lógico" que el presidente Zapatero compareciera en el Parlamento y explicase a los ciudadanos qué es lo que se va a hacer, dado que "no hay agenda política y sí una desorientación muy preocupante en política interior y exterior". "A lo mejor, el presidente si estaba en la obligación de plantear algo a los españoles", estableció.

Rajoy especificó que no se ha estudiado en el seno de la Ejecutiva Popular la vía de la moción de censura y, tras finalizar su intervención pública, dijo en conversación informal con periodistas que actualmente no contempla la opción de la moción de censura




En el ordenamiento jurídico español, la moción de censura es un procedimiento
Por German Yanke
8-1-2007 14:54:32
En el ordenamiento jurídico español, la moción de censura es un procedimiento complejo. Inspirado en el modelo alemán, se constituye como «moción de censura constructiva», es decir, no solamente se trata de censurar al presidente del Gobierno -el procedimiento no afecta a los ministros-, sino de proponer en el mismo acto un candidato alternativo con el objetivo declarado de no dar lugar, en el caso de que fuera aprobada, a un vacío de poder. Se convierte así, teóricamente, en un doble examen: a la gestión del presidente que se pretende censurar y al programa del candidato que, de salir adelante, le sustituiría. Además, cabe la posibilidad de presentar mociones alternativas (y, con ellas, otros candidatos a la presidencia) que, en su caso, se debatirían junto a la principal.
Desde la aprobación de la Constitución en 1978, la moción de censura se ha barajado en muchas ocasiones como instrumento de confrontación entre la Oposición y el Gobierno, o se ha amenazado con ella, pero, por su complejidad y consecuencias, sólo se ha presentado en dos ocasiones. En ambas, el reparto de escaños hacía inviable su éxito, con lo que se pretendía utilizar no como un sistema de sustitución efectiva del presidente, sino como un instrumento parlamentario para mostrar a los ciudadanos las deficiencias de la acción gubernamental y presentar, de cara a un futuro más o menos inmediato, un candidato alternativo.
Ahora, en momentos de grave desencuentro entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el Partido Popular, vuelve a aparecer en el horizonte, o más bien en el debate político, la posibilidad de una tercera moción de censura que se basaría en un incremento de las quejas sobre la gestión gubernamental o, en todo caso, del escepticismo ciudadano ante ella, como revela, por ejemplo, el último Barómetro del CIS. Se ha sugerido o propuesto desde diversas instancias periodísticas e intelectuales -así lo hizo, por ejemplo, el director de ABC («Moción de censura, ya», 17 de diciembre de 2006)- como se hizo, desde otras, hace ya meses. Entonces Mariano Rajoy, en una entrevista periodística, aseguró que su presentación no se había planteado aunque a continuación añadió que no la descartaba. En este momento es una cuestión de discusión en el seno del PP, dividido entre los partidarios de la misma y los recelosos o abiertamente contrarios.
Es, sin duda, una decisión de calado y, dadas las características ya esbozadas de este peculiar sistema de control del Gobierno, deben medirse con cuidado las consecuencias. La experiencia de las dos presentadas desde la vigencia de la Constitución lo corroboran. En ambos casos, las mociones no prosperaron, pero el resultado político para los dos candidatos alternativos propuestos fue muy distinto.
La primera la presentaron diputados del PSOE en mayo de 1980 proponiendo como candidato alternativo a Adolfo Suárez a Felipe González. Suárez había presentado en la primera legislatura una moción de confianza, en un momento de crisis de su partido, que superó incluso con apoyos inesperados, pero las dificultades de su presidencia no cesaron ni en esa ni en la siguiente legislatura. UCD pasaba momentos de agobio, la inestabilidad política iba en aumento (y siguió incrementándose hasta la dimisión del presidente centrista y el intento de golpe de Estado del 23-F) y el PSOE, que ya era inclemente con Suárez, mejoraba en las encuestas. No podía triunfar la censura -UCD tenía 168 escaños y el PSOE, con 121, no conseguiría en ningún caso el apoyo de otros grupos de la derecha- pero los socialistas entendieron, con acierto estratégico, que era el momento de demostrar a la opinión pública, en sede parlamentaria, que Felipe González podía realmente ser presidente del Gobierno.
Y lo consiguió. No sólo llegar a presidente, tras las elecciones de 1982, sino salir reforzado en el debate de la moción. Cinco días más tarde, trascurrido ese plazo de «enfriamiento» que estipula el ordenamiento, Suárez se impuso, como era lógico, en la votación. Pero la discusión parlamentaria reflejó la realidad política: el presidente, a la defensiva, daba muestras ya de su declive y dejó la respuesta a la moción a sus ministros. El candidato pasaba de ser un atractivo joven socialista a una alternativa creíble, representante de un cambio que la sociedad demandaba. Con la punzante maldad que le caracterizaba, Alfonso Guerra describió la Cámara como un lugar en el que la mitad de los diputados se entusiasmaban con Felipe González y la otra mitad con Manuel Fraga.
La segunda, sin embargo, fue muy distinta. En febrero de 1987 fue elegido presidente de Alianza Popular Antonio Hernández Mancha y aproximadamente mes y medio después, el 23 de marzo, eran los diputados de Coalición Popular los que presentaban una moción de censura contra Felipe González pretendiendo, formalmente, que su nuevo dirigente le sustituyera como presidente del Gobierno. En las elecciones de 1986 el PSOE había revalidado su mayoría absoluta (184 escaños), un triunfo que precipitó la sustitución de Manuel Fraga por un nuevo dirigente, Hernández Mancha, que no era diputado. Se trataba de forzar un debate en el Congreso con el líder socialista y la única manera era la moción de censura, que permite que el candidato alternativo no pertenezca a la Cámara. Pero en este caso no se midieron bien ni el riesgo ni las consecuencias. González estaba seguro y Hernández Mancha, buen orador, no pudo con él. En el Parlamento, fue ignorado por unos y criticado duramente por otros, acrecentándose la sensación de soledad e impotencia que habían creado las elecciones del año precedente.
Y ello hasta el punto de que el Gobierno mantuvo una actitud pasiva y dejó el trabajo a otros representantes de la Oposición. Tampoco la retransmisión del debate logró despertar el interés ciudadano. El comienzo de Hernández Mancha como presidente de AP fue también el inicio de su final hasta ser sustituido el año siguiente.
Hasta el sábado 30 de diciembre, en el PP eran conscientes de que la justificación de la moción de censura no era tanto, desde el punto de vista instrumental, la situación política cuanto las consecuencias que se pudieran derivar de la misma. Había quienes pensaban que se convertiría en un examen adverso a Mariano Rajoy tanto por el Gobierno como por el resto de grupos parlamentarios y que, por tanto, no convenía al PP. Otros creían que sería la oportunidad para que el presidente del partido, magnífico parlamentario salvo cuando se muestra enfadado, presentara adecuadamente su programa y una alternativa de calidad que pudiese calar en la opinión pública. Con un gesto de esa naturaleza se remediaría la debilidad de liderazgo que revelan algunas encuestas. Replicaban los contrarios a la iniciativa que el esquematismo no elaborado de los sondeos de valoración de líderes no refleja la realidad y que Rajoy, maestro en «el uso de los tiempos», según sus próximos, debía saber que no era el momento. Respondían los partidarios que la moción de censuraserviría para hacer patente la gravedad de algunas cuestiones políticas que quedan arrumbadas ante la atención de los ciudadanos por el tráfago de la actualidad.
El debate está abierto. Sin embargo, ha cambiado radicalmente con el último atentado de ETA. Los partidarios de la moción en el PP creen que la gravedad de la situación política -no tanto por la reaparición de ETA, sino por la ambigüedad con la que ha respondido el presidente- exige la utilización de todos los recursos parlamentarios para controlar y debatir con el Gobierno, sobre todo si pretende modificar el Pacto Antiterrorista con la anuencia de otros grupos que nunca aceptaron los principios básicos de la política acordada por los grandes partidos. Quienes insisten en el seno del PP en que ahora no hay duda de que la moción es conveniente lo hacen convencidos de que, en las actuales circunstancias de debilidad política de Zapatero ya no cabe el peligro de que sea Rajoy el examinado y castigado por el debate.

Teorías sobre los Medios de Comunicación. Agenda Setting. Espiral del silencio

Teorías críticas de los Medios de Comunicación

La teoría de la sociedad de masas, destaca la interdependencia entre las instituciones que detentan el poder y sostiene que, los medios de comunicación se integran a las fuentes de poder y autoridad sociales. En esta línea, es probable considerar que el contenido de los mensajes se encuentre al servicio de quienes poseen el poder político y económico. De esta forma, la versión del mundo que los medios exhiban, será a fin de colaborar en la subordinación de las audiencias al poder. Es posible ver en los mensajes mediáticos, una interpretación irreal del mundo, de manera tal que, actuando como instrumento de manipulación, ayuda a las masas a sobrevivir en condiciones difíciles.
Más allá de la teoría pesimista de la sociedad de masas, se encuentran las teorías de origen estrictamente marxista, que se diferencian de las anteriores por poseer un perfil ideológico más definido.
En La ideología Alemana Marx afirma que "las ideas de la clase dominante son en todas las épocas, las ideas dominantes. Este postulado, si bien hay que aplicarlo actualmente a instituciones que, en tiempos de Marx, tenían una existencia limitada, sería el punto de partida para un cuerpo teórico predictivo a respecto a los medios cuyo supuesto fundamental es la unidad de la "elite" de la sociedad, así como una subordinación de los demás sectores sociales a los intereses de la clase dominante.
Los medios de comunicación social, son una institución característica de la sociedad de clases, de acuerdo a estos enfoques, la visión del mundo que estos transmitirán, será acorde a los intereses y a la ideología de la clase dominante. De esta forma, la tendencia ideológica será la de evitar que otras fuerzas puedan crecer y ganar legitimidad al tiempo que las audiencias recibirán aquello que deseen dentro de los límites marcados por lo que no pueda considerarse peligroso para que continúe el predominio de la clase dominante. Este particular punto de vista, transforma al estudio de la comunicación de masas en un trabajo cuyo objeto central es descubrir los complicados mecanismos subyacentes a través de los cuales la sociedad capitalista controla la producción, la distribución, el consumo y la ideología sin la necesidad de recurrir al poder coactivo del estado.
Entre los enfoques marxistas tradicionales, se destacan:
1. La teoría político-económica de los medios de comunicación
2. La teoría de la hegemonía de los medios de comunicación
3. La escuela de Frankfurt

Teoría político-económica de los medios de comunicación

"... las voces que sobreviven pertenecerán en buena medida a quienes es menos probable que critiquen la distribución prevaleciente de la riqueza y del poder. Y al revés, quienes es más probable que pongan en duda estas reparticiones no pueden hacer público su desacuerdo u oposición porque no disponen de los recursos necesarios apra comunicarse eficazmente con una gran audiencia" Murdock y Golding (1977)
Desde esta perspectiva, se enfatiza la estructura económica por sobre el contenido ideológico de los mensajes. La institución de los medios de comunicación, es considerada un parte del sistema económico aunque estrechamente vinculada al sistema político.
Los medios, bajo la presión de expandir sus mercados e impulsados por los intereses económicos de fondo de los propietarios, generan la necesidad de obtener beneficios a través de los medios de comunicación propiciando tendencias monopólicas de integración vertical y horizontal. En consecuencia, se reducen las fuentes independientes y se marginan sectores minoritarios y de bajo nivel adquisitivo.

Teoría de la hegemonia

"Aquel concepto de predominio que significaba la imposición directa de un sistema, por la fuerza abierta o por la compulsión ideológica, a la clase subordinada, no estaba lo bastante elaborado para afrontar las dificultades del caso. También había que considerar que el predominio se realizaba en el plano inconsciente tanto como en el consciente: verlo como una propiedad del sistema de relaciones incluso en la misma actividad normativa y selectiva que opera a través del lenguaje y del discurso, más bien qe como distorsiones manifiestas e intencionadas de los individuos." Hall (1982)
Gramsci utilizará el término "hegemonía" para referirse a la cultura dominante, de esta forma, a muy grandes rasgos, puede describirse una segunda línea teórica dentro del marxismo, la cual no se centra ya en los determinantes económicos como en la ideología misma, sus formas de expresión, sus sistemas de significación y los mecanismos a través de los cuales la clase oprimida, sobrevive en aparente conformidad, puesto que su conciencia se halla invadida y apta para la manipulación.

La escuela de Frankfurt

Adorno, Horkheimer, Marcuse.
Los teóricos de la escuela de Frankfurt trabajaron durante la Alemania de Weimar y fueron dispersados luego del ascenso del Nacional Socialismo al poder. Muchos de ellos continuaron su trabajo en los EEUU. La problemática central de sus trabajos es el aparente fracaso de las predicciones revolucionarias de Marx y para explicar el fracaso, consideraron la capacidad de la superestructura especialmente a través de los medios de comunicación masivos para manipular el proceso histórico de cambio económico. En otras palabras, la ideología de la clase dominante, habría llegado a condicionar la base económica a través de un proceso de asimilación de la masa obrera.
La cultura de masas es el principal medio gracias al cual el capital habría alcanzado su mayor éxito. Entonces, todo el sistema de producción en masa de bienes, servicios e ideas habría hecho aceptar, en términos generales, el modelo propuesto por el sistema capitalista, de la mano del tecnologismo, el consumismo y la satisfacción a corto plazo. El principal instrumento ideológico de este proceso son las mercancías en la que hasta el arte (incluso la cultura crítica) puede comercializarse. La misma oposición puede ingresar en el sistema buscando beneficios, aún pagando el precio de perder su fuerza crítica.
La escuela de Frankfurt afirma que que la gente (y la clase) se subordina a la determinación de las imágenes y a los planteos habituales del sistema dominante. En sintonía con la teoría de la sociedad de masas, Marcuse dirá que la sociedad es unidimensional y que su creación se debe a la industria cultural. Los medios de comunicación son pues, un poderoso mecanismo que pretende contener el cambio que se vincula al modelo hegemónico.

El enfoque sociocultural (Escuela de Birmingham)

Este enfoque está relacionado con los aportes de la Escuela de Frankfurt, así también como con otras escuelas de tradición humanista y de crítica literaria.
Postula una visión realista de los productos de la cultura de masa en tanto que pretende comprender el significado y el lugar que ocupa la cultura popular dentro de las vivencias de los diferentes grupos sociales, la juventud, las minorías étnicas, la clase obrera, las clases marginales, etc. De esta forma, se aspira a explicar el rol de la cultura de masas al integrar y someter a sectores sociales potencialmente inconformistas.
Es representante de la Escuela de Birmingham, Stuart Hall, quien se opone al papel residual y meramente 'reflejo' asignado a lo cultural. Concebirá entonces a la cultura como formas normales del comportamiento humano mientas que evita formular relaciones entre fueras espirituales y materiales según el modelo base-superestructura, especialmente cuando la base es determinada por lo económico en sentido simplista. Definirá a la 'cultura' como recursos y valores que surgen en los grupos sociales a partir de relaciones concretas así como las condiciones históricas mediante las cuales se 'manejan' y reaccionan las condiciones de la existencia.
Si bien sería un error considerar marxistas a los autores que se ubican dentro de esta línea, es prudente observar que todos ellos coinciden en que las estructuras globales de la sociedad y las concretas circunstancias históricas tienen una importancia esencial para comprender el funcionamiento de los medios de comunicación

Teorías de los efectos en las audiencias

Mass Communication Research

Como señala Rodrigo Alsina (1989), la historia de la Mass Communication Research está dominada por la consigna positivista Saber para preveer, preveer para poder, de esta forma, desde el comienzo, el área de estudio privilegiada ha sido la teoría de los efectos sobre las audiencias, esto es, conocer cuáles eran las reacciones del público frente a las propuestas mediáticas con el objeto de obtener las claves para conducir el comportamiento de las masas.
Pero la historia de la investigación de la comunicación, pone en evidencia, que tanto desde una perspectiva teórica como empíricas, las predicciones desarrolladas no siempre fueron acertadas, en efecto, los diferentes modelos que fueron desarrollándose con el objeto de explicar el comportamiento de las audiencias, han oscilado entre la omnipotencia hasta la irrelevancia de la capacidad de los medios para influir en el público hacia el cual dirigen sus mensajes.
La Mass Communication Research, surge en los EEUU, impulsada por universidades a pedido de instituciones públicas o privadas tales como empresarios mediáticos, organismos de defensa gubernamentales y partidos políticos. Efectivamente, muchos de estas investigaciones buscaban el desarrollo de instrumentos que permitieran actuar sobre la población de manera eficaz, esto es, afectar la conducta de los individuos, en este sentido, esta línea de investigación se diferenciará de la Escuela de Frankfurt que habría de abordar el fenómeno mediático desde la problemática que implicaría para la sociedad en su conjunto (y no en función de comportamientos individuales).

Teorías de la omnipotencia de los medios

La guerra de los mundos
En la noche del 30 de octubre de 1938, millares de estadounidenses fueron aterrorizados por una emisión de radio de la CBS que describía la invasión de los marcianos. Su artífice era Orson Welles, que escenificaba La guerra de los mundos, la novela fantástica de H.G. Wells. El sociólogo Hadley Cantril, a quien se debe un análisis sobre el impacto de este rpograma resume así el estado de shock de los oyentes:
‘mucho antes de terminar el programa, en todo EEUU, había personas rezando, llorando y huyendo frenéticamente para no encontrar la muerte a mano de los marcianos. Algunos corrieron en busca de seres queridos. Otros telefonearon para despedirse o alertar a los amigos, corrieron a informar a sus vecinos, buscaron información en las redacciones de los periódicos y las emisoras de radio, o avisaron a las ambulancias y coches de patrulla de policía. Por lo menos seis millones de personas oyeron la emisión y como mínimo un millón de ellas se asustaron o se inquietaron.’
El acontecimiento creado por Welles permitía por primera vez hacer un test de tamaño natural sobre las condiciones de sugestibilidad, del recíproco contagio sobre el pánico (Psicosis colectiva).
(...)
En el plano de las representaciones sociales, estas escenas de emoción inauditas, que se traducían en actos irreflexivos e incitaciones gregarias, no fueron las últimas en fundamentar la teoría de la omnipotencia de la nueva técnica de comunicación a través de las ondas"
Fuente: Mattelart (1996) La comunicación-mundo, México, Siglo XXI

La teoría de la bala mágica

El primer conjunto de creencia sobre la naturaleza y el poder de las comunicaciones de masas no fue formulado de hecho en su momento por ningún estudioso de las comunicaciones. Pero en visión retrospectiva se conoce como la ‘teoría de la bala mágica’. Posteriormente ha recibido otros nombres más pintorescos como ‘teoría hipodérmica’ o ‘teoría de la reacción en cadena’. La idea básica que subyace tras esos nombres es que los mensajes de los medios son recibidos de manera uniforme por todo el público y que las reacciones inmediatas y directas son disparadas por estos estímulos. DeFleur, Melvin Ball-Rockeach (1986)
Hacia finales del siglo XIX, la concepción orgánica de la sociedad prevista por Comte y Spencer hasta el análisis de Durkheim respecto a la división del trabajo, se fue configurando una nueva imagen de la sociedad, que desdibuja sus rasgos tradicionales para convertirse en una sociedad de masas. Las masas, se convierten así, en un objeto de estudio y de hecho, durante los años ’20, el temor a la manipulación mediática aparece como una característica que describe la poderosa capacidad de influencia que tuvieron los primeros medios de comunicación.
En coherencia con esta percepción, la audiencia era concebida notablemente indefensa ante los medios, puesto que:
1. Los individuos se hallaban aislados psicológicamente
2. La impersonalidad predominaba en las interacciones sociales.
3. Los individuos no se veían afectados por los vínculos sociales
Diferentes factores confluyen posibilitando la consolidación de la psicología como ciencia hacia principios del siglo pasado, las demandas del ejército, de la industria y más tarde de los partidos políticos, favorecerían además, a aplicación práctica a diferentes técnicas de comunicación persuasiva.
Durante la Primera Guerra Mundial, los psicólogos del ejército norteamericano desarrollaron una serie de pruebas con el objeto de medir la inteligencia haciéndose por primera vez, mediciones de tests a gran escala. Comprendiéndose así en el ejército la utilidad de la psicología para la clasificación de los individuos. De esta forma, los psicólogos pasan a formar parte de los equipos de instrucción militares.
Al mismo tiempo, la industria comienza a percibir que posee intereses similares a los militares en el sentido que también requiere seleccionar recursos humanos eficientes para cubrir determinados puestos de trabajo, de esta forma comienza a consolidarse también la psicología industrial. Pero fundamentalmente es la aparición de los medios de comunicación masiva, se advierte el enorme potencial de aplicar conceptos de psicología a las técnicas persuasivas de la publicidad.
Finalmente, el terreno de la política, interesado cada vez más en el devenir de la opinión pública demandará también los aportes de la psicología como ciencia socialmente útil para el poder.
De estar forma, las primeras teorías se enfocaban desde una perspectiva conductista: la conducta se halla regida por mecanismos biológicos de origen genético que intervenían de forma predecible a partir de un determinado estímulo. Por otra parte, al considerar la sociedad de masas un conjunto homogéneo, asilado y pasivo, resulta consistente sostener la hipótesis de vulnerabilidad ante la manipulación mediática. Este argumento se consolida en la idea de la omnipotencia de los medios que generaba la idea básica respecto a que los mensajes podían incidir sobre el individuo de manera directa y uniforme, provocando una reacción similar en cada uno de ellos. La propaganda nazifasicista, por otra parte, parecía ser una experiencia en tiempo real que convalidaba tan ambiciosa hipótesis: las masas, parecían rendirse ante el poder ilimitado de los mensajes mediáticos por irracionales que estos fueran.
Para este cuerpo de teorías, el emisor es la preocupación central puesto que el objetivo era determinar las estrategias que este utilizaría para consumar la manipulación de la audiencia. Y no es un dato menor, observar que el análisis de acuerdo a este marco teórico, ignora el contexto social en el cual se daba en fenómeno mediático, aislando el vínculo entre emisor y receptor del entorno sociocultural en el que se contextualizaban.

Teorías de los efectos limitados

El conductismo deja de ser considerado, alrededor de los años '40, un marco teórico válido para abordar la problemática de la influencia mediática, los estudios de la psicología experimental, así como aportes provenientes del campo de la sociología, fueron modificando el enfoque de estos estudios.
Por otra parte, se transforma sustancialmente, el concepto de audiencia, en el sentido que se cuestionan las características que parecían describirla de acuerdo al paradigma de la "bala mágica", cada una de estas características, dará lugar a un nuevo modelo explicativo de los efectos de los medios en el público:

Teoría de las diferencias individuales

Los estudios sobre el aprendizaje de la conducta, generaron una nueva perspectiva: las diferencias dadas por la individualidad. La audiencia deja de ser una masa homogénea puesto que cada miembro tiene características que lo hacen diferente a otro, por lo tanto, su conducta podrá ser diferente, dependiendo de su personalidad.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Carl Hovland, psicólogo norteamericano, realizó una investigación con el objeto de encontrar el modo más adecuado de persuadir a los soldados respecto a que la guerra podía prolongarse en el frente del Pacífico aún cuando Alemania ya estaba a punto de ser derrotada. Bajo tal propósito, se elaboraron dos programas radiales, el primero advertía que la guerra iba a prolongarse aún superando los cálculos más optimistas y el segundo, reconociendo la superioridad norteamericana frente a Japón, sostenía que la guerra sería, sin embargo, larga y dura.
Como resultado de la experiencia, se observó que los soldados que tenían un nivel de instrucción más alto fueron más fácilmente persuadidos por el segundo mensaje puesto que presentaba una argumentación más detallada e incluía las dos posiciones respecto al tópico en cuestión. Pero el mismo mensaje, ocasionaba un efecto negativo en los soldados cuyo nivel de instrucción era inferior.
De acuerdo este tipo de investigaciones, se formuló el principio de la atención selectiva. De acuerdo a este postulado, los individuos tenderían a exponerse a los mensajes de los medios en función de sus intereses personales y predisposiciones. Se descarta así la teoría del supuesto impacto directo de los mensajes mediáticos, puesto que los individuos parecieran recordar con mayor precisión solo aquellos mensajes cuyo contenido les resulta favorable.
De acuerdo a este esquema, podrían categorizarse cuatro factores que los receptores involucran en el momento de la comunicación:
El interés: la motivación que el destinatario posee en relación al tema del mensaje.
La exposición selectiva: el interés de la audiencia se concentra en los mensajes que más se adaptan a sus propias actitudes y valores, evitando lo internamente conflictivo.
En esta línea, Festingen aportó en 1957 un desarrollo teórico que llamó disonanacia cognitiva de acuerdo al cual, el individuo tendría cierto grado de coherencia interna que se ve alterado por la interrupción del mensaje mediático creando una disonancia cognitiva. Lo que el individuo prefiere es pues, conservar dicho equilibrio para la cual rechazará la información que lo "contradice" o elegirá interpretarla de acuerdo al sentido que se integra mejor a sus convicciones personales.
Percepción selectiva: la interpretación se produce en función de la predisposición, valores y actitudes del receptor.
Memoria selectiva : el destinatario suele recordar mejor aquello que favorece sus propias opiniones.
De esta forma, el poder de los medios es relativizado el poder de los medios, aunque se confiaba en la posibilidad de manipular los efectos si se conocían adecuadamente las características psicológicas de la audiencia y se elaboraban mensajes a la medida un efecto en particular para un público determinado.

Teoría de las categorías sociales y de los 'dos pasos'

Una nueva perspectiva surge como consecuencia de las experiencias realizadas en el terreno de la comunicación. Las diferenciación de actitudes dentro de los miembros de la audiencia puede ser clasificada en conforme a grupos sociales de características compartidas que manifestarán una conducta similar ante los mensajes mediáticos.
Este postulado, descubre el concepto de target group, tan útil a las técnicas modernas de publicidad y comunicación mediática en general. El público posee características no solo personales sino también sociales, y parte de su conducta se ve influida por dicha dimensión.
En efecto, Paul Lazarsfeld observará que los efectos de los mensajes están fuertemente condicionados por el contexto social al que el individuo pertenece, lo que significa que el modo en que se produce la valoración de un mensaje se haya incidida por la influencia que otros significativos ejercen sobre el individuo.
Una investigación realizada en 1940 en el estado de Ohio, durante una campaña electoral en la que Franklin Roosvelt resultó electo, Lazarsfeld detectó que la decisión de voto dependía prioritariamente del grupo social de pertenencia del ciudadano, relativizando la influencia que sobre éste ejercieran los mensajes mediáticos de la radio y la prensa. La exposición a la propaganda no modificaba la tendencia: mientras que los que pertenecían a sectores rurales, o niveles socioeconómicos medio-alto o, de religión protestante, optaban por el partido republicano. El partido demócrata se nutría, por el contrario de los ciudadanos católicos y obreros urbanos.
La masa, ya no será percibida como un conjunto de seres aislados sino efectivamente relacionados con otros, en un vínculo social que, consecuentemente, influye en la conducta.
De la mano de estos hallazgos, se construye el marco teórico en el cual se describe la influencia de lo líderes de opinión en la interpretación de los mensajes mediáticos. El líder de opinión conformaría un "segundo paso" entre el mensaje y la audiencia, ejerciendo una influencia significativa.

Agenda Setting o La teoría de la construcción de agenda

Las teorías sobre los efectos de los medios en las audiencias, vuelven a girar significativamente hacia la consideración de las posibilidades manipuladoras de las audiencias. Sin embargo, estos efectos, serían predominantemente de tipo cognitivos y se describen en lo que se ha dado en llamar "teoría de la construcción de agenda" (agenda setting).
Los medios de comunicación social, realizan una cobertura de los acontecimientos de la actualidad, realizando una jerarquización. De acuerdo a la teoría de agenda setting este temario configurado por los medios, tendrá, necesariamente, un impacto en la audiencia. Esta línea, que ha generado el movimiento más significativo dentro de la mass communication research, fue introducida en 1972 por Mc Combs y Shaw, en su artículo The agenda Setting Function of the Mass Media.
De esta forma, han proliferado numerosas investigaciones acerca de las relaciones entre los temas que han sido enfatizados como destacados por los medios y los temas que se instalan como significativos para la opinión pública. Se considera, dentro de este marco teórico, que existiría una relación directa y causal entre el contenido de los medios y la percepción por parte del público respecto a qué es lo más importante de entre todos los acontecimientos sociales. En otras palabras, se considera que es muy posible que los medios carezcan de la capacidad necesaria para indicarle a la gente cómo debe pensar (puesto que influir en la opinión es mucho más complejo, ya que esta se encuentra afectada por múltiples variables, entre ellas, las socioculturales) pero sí, es factible que im pongan determinados temas, dejando otros en segundo plano, logrando así una manipulación indirecta.
Wolf (1985) puntualiza que el modelo de agenda setting al describir la influencia de los medios en el modo en que el destinatario organiza sus propio conocimiento y la imagen de la realidad social, está muy próximo a la semiótica, de hecho, existirían una serie de cuestiones comunes como el estudio de las estrategias textuales, la tipología de los discursos o los procesos de comprensión y recordación textual.
En este sentido, los modelos de investigación actuales, tienden a dar cuenta de la construcción de la realidad social. Efectivamente, los medios, configuran la imagen de la sociedad que los miembros de las audiencias construyen dentro de sus mentes, puesto que en una sociedad compleja como la que vivimos, el conocimiento de los hechos sociales depende en buena medida de los mensajes mediados (y de la interpretación de la realidad que los medios realizan).

La espiral del silencio: mayoría intimidatoria

"El temor al asilamiento (no sólo el temor que tiene el individuo de que lo aparten sino también la duda sobre su propia capacidad de juicio) forma parte integrante (...) de todos los procesos de opinión pública. Aquí reside el punto vulnerable del individuo; en esto los grupos sociales, pueden castigarlo por no haber sabido adaptarse. Hay un vínculo estrecho entre los conceptos de opinión pública, sanción y castigo" Noelle Neumann, 1974
Mientras que la teoría de agenda setting limita en parte el poder de los medios como formadores de opinión a la jerarquización del temario, el enfoque de Noelle Neumann parte del supuesto que la mayor parte de las personas, temen naturalmente al aislamiento y, al manifestar sus opiniones personales, tratan de identificar la opinión de la mayoría para luego sumarse al "consenso general". Los medios de comunicación, operan como formadores del consenso, los periodistas tendrían la autoridad necesaria para diagnosticar el "clima de opinión".
La lógica de este modelo, conforma una espiral silenciosa dado que, cuanto más se difunde una opinión dominante, más se silencian, las individuales voces minoritarias en disidencia, con lo cual, se acelera el efecto de las opiniones mayoritarias construyendo un proceso de retroalimentación ascendente: Basándonos en el concepto de un proceso interactivo que genera una "espiral" de silencio, definimos opinión pública como aquella que pude ser expresada en público sin riesgo de sanciones (...) según este mecanismo psicológico que hemos denominado "espiral del silencio", conviene ver a los mensajes como creadores de opinión pública. Constituyen el entorno cuya presión desencadena la combatividad, la sumisión y el silencio" Noelle Neumann, 1974

viernes, 3 de junio de 2011

El discurso del poder

El papel del discurso.
Acá necesariamente debemos relacionar la historia, y el conocimiento en general, con el papel que desempeña el discurso en su propia conformación. Frente a la discontinuidad que presenta la realidad, el discurso plantea una articulación que se introduce desde el exterior.
El discurso, tanto del sociólogo, del historiador o cualquiera de los científicos, es una creación de los mismos. Elaborada tanto partir de un contexto exterior que define su entorno, como también de su historia interior. Esas "historias" lo llevan a escuchar determinadas voces y a silenciar otras; a emplear determinadas construcciones, determinados esquemas, presentes en su mente más allá de su propia conciencia. En este punto hay una confluencia general con el planteo de Khun y su teoría de los paradigmas. Pero Foucault intenta ir más lejos que aquel. No se limita a considerar el pensamiento y el conocimiento como dependiente del paradigma dominante, sino que la propia realidad es generada por aquel. Es importante su afirmación de que el propio cuerpo no es sino el resultado de las huellas de la historia. Desde el elemento fisiológico hasta la elaboración más sofisticada todo queda comprendido en ese marco. Huellas que no son el resultado de un impacto unidireccional, sino fruto de la lucha que desarrolla el individuo. Lo que nos alimenta, los hábitos de sueño, el ocio, la forma en que organizamos nuestra vida cotidiana, todo ello impacta sobre nuestra capacidad de construir la realidad. Esto que lo ve claramente el saber popular se "extraña" de sí mismo en los planos académicos. En estos últimos la realidad se vive a partir de una meta – realidad elaborada y sostenida a partir de un determinado discurso que tiene la capacidad de autolegitimación.
Dicho discurso es resultado de su propia descripción ya sea con vuelo de águila o a través de ese sistemático acallamiento voces a que hacíamos referencia anteriormente. Podemos señalar como ejemplo del silenciamiento de voces la ausencia de la mujer en la historia. Si recordamos los textos tradicionales en los que nos formamos cada uno de nosotros, encontramos que despliegan una historia de hombres con total ausencia de la mujer. ¿La mujer se limitó exclusivamente a la reproducción? ¿Incidió en los diferentes procesos? Esas son preguntas que no son respondidas por los textos aludidos, elaborados en consonancia con determinado discurso.
Foucault resalta así el rol articulador que ejerce las formulaciones discursivas. Ellas deben ser consideradas elaboraciones de segundo nivel ya que están preexistentes en las redes de poder en que se mueve. Más allá de que estén generadas en experiencias de laboratorio, ajustadas a todas las reglas positivas, la visión estará mediada por un sistema preestablecido. El resultado final también estará sometido a la necesidad de respetar una jerarquización y en general una estructuración previa. Tomando en cuenta esto es que se puede comprender la postura foucaultiana respecto a que el discurso es el que conforma el objeto y posibilita su emergencia en determinado contexto.
Cuando se genera una ruptura, tal el caso de Giordano Bruno, Galileo, o del propio Mendel, o la lucha más cercana en el tiempo de Teyllard de Chardín, se debe enfrentar los mecanismos de poder que se sustentan y sirven de esas estructuras. Modernamente el destino no está marcado por la hoguera de la Inquisición, pero se han ideado otros instrumentos, más sutil de sanción y silenciamiento.
Sólo cuando se aceptan los axiomas extracientíficos es posible hablar genéricamente de familia, locura, sociedad o cualquiera de los conceptos que podamos elegir. Sólo cuando se aceptan esos axiomas se puede ingresar al universo del "saber" y legitimarse con el mismo. Cada "familia conceptual" en coordenadas precisas espacio – temporales, es una realidad singular. Cuando seleccionamos, en el marco del axioma, determinados elementos dejamos en las sombras otros, podemos trazar una línea continua de evolución. Sobre esa línea se levanta posteriormente una teoría interpretativa que se articula con determinados códigos y formas. Cuando nos enfrentamos a tal resultado, estamos frente a una meta-teoría, a una "máscara" que distorsiona nuestra identidad y nuestra capacidad de comprender.
No existe en relacionamiento directo sujeto – objeto. Dicha relación se encuentra mediada por el conjunto de la cultura, introyectándose en el individuo aún antes de ser consciente de ello. Al estar la cultura cruzada de relaciones de poder, vemos que estas están presentes en el acto de conocer.
En el comienzo de "Las palabras y las cosas" (1964) establece al respecto: " Los códigos fundamentales de una cultura – los que rigen su lenguaje, sus esquemas perceptivos, sus cambios, sus técnicas, sus valores, la jerarquía de sus prácticas – fijan de antemano para cada hombre los órdenes empíricos con los cuales tendrá algo que ver". El parentesco con el pensamiento de Weber es evidente. Para superar esa limitante es necesario desarticular el discurso, la historia global, para hacer crecer la historia general, tal como lo plantea concretamente Foucault en "Arqueología del Saber". Al respecto afirma: " ... el tema y la posibilidad de una historia global comienzan a borrarse, y se ve esbozarse los lineamientos, muy distintos, de lo que podría llamar una historia general"
La necesidad de la construcción de un nuevo discurso.
Se le impone la necesidad de una nueva visión de la historia. Para ello se plantea la necesidad de crear un nuevo discurso capaz de establecer nuevas pautas de integración – exclusión. Precisamente este juego de integración – exclusión, es una de las funciones claves del discurso, proyectándose hacia el propio desenvolvimiento del individuo en la sociedad. Dentro de acontecimientos de un área espaciotemporal bien definida es posible establecer una " red de causalidad que permita derivación de cada uno de ellos, relaciones de analogía que muestren como se simbolizan los unos a los otros, o cómo expresan todos un mismo y único núcleo central". Este aspecto permite evitar la dispersión de los hechos y la conformación de conjuntos con procesos particulares. Resulta absurdo en determinadas ramas de las ciencias físico naturales negar la existencia de relaciones de causa - efecto. Si combinamos en determinadas circunstancias dos átomos de hidrógeno con uno de oxígeno obtendremos agua. Pero como se ha demostrado, dos modelos meteorológicos construidos artificialmente y puestos en funcionamiento no han producido los mismos fenómenos. Ello a pesar de estar conformados por los mismos elementos.
En campos complejos como en el social, en donde inciden una gama muy extensa de variables, no es posible establecer una causalidad lineal, mecánica, sino que en todos los casos estaremos señalando un determinado grupo de ellas. Por tanto la construcción deberá ser entendida como un "posible", no como un "absoluto".
Esta postura lo lleva negar las grandes construcciones adoptando en cambio una actitud relativa. Las construcciones de carácter macro pueden mantener determinados niveles de validez, pero mientras las consideremos sólo como tendencias más o menos permanentes en un período concreto. Tomemos como ejemplo el modelo ideado por Marx, uno de los más influyentes en nuestro siglo. La serie construida a partir del desenvolvimiento económico, no es sino un pliegue dentro de la historia general, que de acuerdo a la coyuntura específica de un momento tendrá mayor o menor fuerza proyectiva hacia otros campos. En esto se acerca a los neomarxistas de la Escuela de Francfort, los cuales concedieron a la cultura y la ideología un papel mucho más importante que el que originariamente les reservara Marx. Lo simbólico tiene una gran trascendencia. Como ya lo señalara Weber a comienzos del siglo y lo reafirmara en la actualidad B. Bernstein, cuando en la obra: Clases, códigos y control (1971), el lenguaje es un sistema que a la vez de articular las experiencias del individuo, conlleva determinada manera de "leer la realidad. Esto ya lo había adelantado Leybniz cuando estableciera que la lengua de un pueblo resume su propia historia y determina una forma de concebir el mundo.
La historia debe ser entendida entonces como un conjunto de pliegues en donde se combinan diferentes series de hechos. Combinación en donde las líneas de fuerza de cada una de ellas se retroalimentan, se complementan o se oponen entre sí. Por esta razón es que se producen los quiebres. Cuando una determinada combinación de series comienza a oponerse al "orden" instituido, en equilibrio inestable, cuando la fuerza que conjugan en una determinada dirección, entonces se produce la discontinuidad y la aparición de un "nuevo orden".
El discurso en tanto que articulador y vehículo de las relaciones de poder debe ser desmontado por aquel que aspira a cambiar la relación existente. Mientras este hecho no se verifique es imposible hablar de sustitución o anulación de una determinada forma de poder. Cuando el preso comienza a expresar su sentir sobre la prisión, cuando progresivamente va articulando una determinada visión del universo carcelario, en esa medida está ideando un contradiscurso capaz de entrar a disputarle el terreno al hegemónico.
Esta postura tiene dos consecuencias inmediatas. En primer lugar, el problema de la superación de formas de poder se instala en el plano individual y no en el colectivo. A este sólo se llegará cuando un conjunto de soluciones individuales se acumulen, creen una nueva unidad sígnica y procedan a ocupar la posición hegemónica. Cabe señalar que Foucault no desarrolló la menera en que se pasa de lo individual a lo colectivo.
En segundo lugar, el escenario donde en la sociedad moderna se define el poder es el correspondiente a la creación discusivo-sígnica. Dado que este es condición sine qua non para que el mismo alcance los niveles de la cultura, entendida como forma de vida, el que ejerza hegemonía en este terreno dispondrá del poder de imponerlo a los demás. Cuando tratemos el problema de la escuela este aspecto resultará claro. En efecto la educación en general y la escuela en particular, al manejar determinados códigos, propicia la reproducción de un determinado discurso que en definitiva reproduce relaciones de poder intrínsecas.
El concepto de Poder.
Este es un concepto capital dentro de la obra de Foucault. Quizás sea el que ocupara mayor espacio en su reflexión aún cuando desarrollara temáticas particulares, constituyéndose en una suerte de factor común. A pesar de ello es significativo el hecho de que encontramos una serie de "huecos" de importancia en su análisis.
Quizás la principal ruptura introducida por Foucault lo constituya el abandono de la línea tradicional de análisis del problema del poder. La reflexión sobre el poder es un área que surge a partir del siglo XVI, en donde se sistematiza la temática del buen gobierno. Anteriormente se encuentran consejos sobre el comportamiento del príncipe. Incluso un papiro del Antiguo Egipto, atribuido a Ptah-hotep visir del Alto Egipto, registra una serie de recomendaciones a su hijo sobre cómo ejercer el poder.
" Para exponer las cosas muy esquemáticamente, el arte de gobernar se encuentra a finales del siglo XVI y comienzos del XVII una primera forma de cristalización, forma que se organiza en torno al tema de la razón de Estado entendida no en el sentido negativo y peyorativo que se le da hoy (infringir los principios del derecho, de la equidad o de la humanidad por el solo interés del Estado) sino en un sentido positivo y pleno..." Foucault en la cita nos acota la construcción de la serie histórica, marcando un quiebre significativo producido en el pasaje del siglo XVI al XVII.
El tema, en su desarrollo, es sacado del exclusivo campo político para ser instalado en la cotidianidad. Sin dejar de reconocer que los intereses hegemónicos de diferentes grupos sociales se encuentran detrás de situaciones de poder generalizadas, considera que no es la única manifestación de aquel. Del mismo modo considera situaciones como las planteadas por obras como "El Miedo a la Libertad" de E. Fromm, que buscan explicar comportamientos sociales a partir de pulsiones del inconsciente.
En ambos casos no tenemos ante nosotros sino una parte del problema. El poder es mucho más complejo que lo derivado de las posiciones marxistas o freudianas. Es en esencia un personaje que atraviesa todos los escenarios en los que se despliega la vida humana. "Quiero decir esto: en una sociedad como la nuestra, pero en el fondo de cualquier sociedad, relaciones de poder múltiples atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento del discurso. No hay ejercicio de poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcionen en, y a partir de esta pareja."
Su naturaleza última no puede ser aprehendida sino allí donde su intención está totalmente investida; en el interior de prácticas reales y efectivas y en relación directa con su blanco y campo de aplicación. Resulta lógico entonces no tomar el nivel macro como punto de partida para su análisis sino la multitud de actos que a diario son protagonizados por el individuo. No es algo que se precipita sobre el individuo y que se encuentra institucionalizado en formaciones sociales. No importa la legitimidad del mismo, si emana de los intereses de un grupo hegemónico o si es producto de la voluntad de la mayoría.
El planteo parte de que el poder se genera y materializa en una extensa gama de relaciones interpersonales desde las cuales se eleva hasta constituir estructuras impersonales.
En este punto encontramos uno de los "huecos" teóricos a que hacíamos referencia. Preguntas tales como el modo en que se relacionan entre sí diferentes formas de poder, cómo unas pueden ser apropiadas por sectores sociales o cómo pueden cambiar o ser abandonadas no es respondido con claridad. Si como vimos al analizar el discurso existen normas que rigen nuestra percepción, debe existir, a su vez, mecanismos que posibiliten que se estructuren y se reproduzcan. A la vez su permanencia implica una determinada materialización en las prácticas cotidianas. ¿Cuáles son los elementos legitimadores, cuáles los que permiten su sustitución circunstancial o permanente? Parece faltar la respuesta y sólo es posible alcanzarla a través de caminos laterales. Por otra parte no podemos dejar de reconocer la presencia de por lo menos dos grandes planos donde se agrupan las diferentes manifestaciones de poder tomando como criterio la extensión de las mismas. Uno estaría constituido por las relaciones interpersonales que no alcanzan a la totalidad de integrantes de un grupo y otro caracterizado por formas institucionalizadas que operan como espacios cerrados. En estos ya no es el poder de un individuo sobre otro sino de un grupo sobre otro, con las características que sus integrantes quiéranlo o no, quedan presos de su ejercicio. Los dos planos en los que habría que considerar el Poder, tienen dinámicas diferentes y generan formas de perpetuación y defensa diferentes.
Consideramos, el planteo de Foucault resulta posible si es viable relacionar dialécticamente las categorías de lo individual, lo particular y lo general, para conformar una imagen del punto. Más ello supone ir más allá de lo expresamente establecido por el autor. Se debe admitir entre las categorías apuntadas, incluso, recorridos disímiles en el corto plazo. Hemos de admitir, así mismo, que deben existir relaciones entre las mismas y sus componentes, dado que las mismas son parte de una misma realidad. ¿Cómo formas generalizadas de poder se combinan con otras de menor alcance social? He aquí una de las interrogantes que no responde acabadamente el autor. No es la única. Si admitimos que el poder está presente en todas las acciones, bajo diferentes formas y dinámicas, qué sucede cuando encontramos una constelación de fuerzas contradictorias? La conclusión sería que el conflicto sería lo permanente dependiendo de su extensión e intensidad, la importancia que cobrará dentro del conjunto social. A pesar de ello nada nos aporta sobre posibles caminos de superación. ¿Puede ser que determinadas formas de poder sean como la luz de esas estrellas que ya extinguidas, nos sigue llegando y puebla nuestro cielo? La pregunta anterior nos conduce directamente a una interrogante clave. ¿Puede sustentarse una relación de poder, alejada de la situación que le diera origen? En caso de respuesta positiva, cuánto más puede sostenerse por una suerte de inercia histórica?
Dos esferas donde se construye y reproduce el poder.
Foucault parte de la base de que existen dos esferas donde se consolidan las prácticas, cada una de ellas tiene sus propios mecanismos de legitimación, actúan como "centros" de poder y elaboran su discurso y su legitimación.
Una de dichas esferas está constituida por la ciencia, la otra por el contrario está conformada por todos los demás elementos que pueden definirse como integrantes de la cultura. Lo ideológico, las diferenciaciones de género, las prácticas discriminatorias, las normas y los criterios de normalidad, están dentro de esta segunda esfera. Tanto una como otra con una referencia notoria a un tiempo y un espacio determinado.
En medio de las dos esferas referidas queda una zona intermedia que es donde la cultura puede desprenderse de sus códigos primarios y mostrar lo consolidado como un "posible" entre otros.
Utilizando la genealogía como sistema Foucault llega a la conclusión de que la instauración de la sociedad moderna supuso una transformación sustantiva en la consagración de nuevos instrumentos a través de los cuales canalizar el poder. De manera paralela se construyó un conjunto extenso de discursos que confirieron fuerza y capacidad de expandirse a esas nuevas formas de poder. Este ya no se basa como en el pasado en la fuerza y su legitimación religiosa. Dado que como afirma el hombre, en su actual dimensión es una creación reciente, el poder debe materializarse a través de diferentes formas de disciplinamiento. Es necesario que pase a formar parte del propio ser de cada individuo. Al decir de Paulo Freire el mismo debe alojarse en la cabeza del dominado y a considerar como natural lo que desde el nacimiento se le está imponiendo.
Para alcanzar esta meta debe estructurarse una retícula de poderes entrecruzados que van conformando en su tránsito a los individuos. " El poder tiene que ser analizado como algo que circula, o más bien, como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allí, no está nunca en las manos de algunos, no es un atributo como la riqueza o un bien. El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes no sólo circulan los individuos, sino que además están siempre en situación de sufrir o de ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consintiente del poder ni son siempre los elementos de conexión. En otros términos, transita transversalmente, no está quieto en los individuos".
Desde el momento que es una forma histórica de relación de los individuos y dado que consiste en una red intrincada tiene la facultad de definir el cuerpo social. Así mientras Marx dividía la historia de la sociedad de acuerdo al modo de producción dominante, en Foucault, tal división debería efectuarse a partir de series particulares, de acuerdo a las características que asumen las relaciones de poder existentes. Con la particularidad de que cada uno de los períodos no se encadena a los demás sobre una línea de evolución sino que es una serie independiente de la que no puede deducirse otra cosa que su propio carácter de tal.
Dimensiones y cotidianidad del poder.
El poder no tiene una única fuente ni una única manifestación. "...por dominación no entiendo el hecho macizo de una dominación global de uno sobre los otros, o de un grupo sobre otro, sino las múltiples formas de dominación que pueden ejercerse en el interior de la sociedad".  Tiene, por el contrario, una extensa gama de formas y naturaleza. Cuando un grupo social es capaz de apoderarse de los mecanismos que regulan una de dichas manifestaciones, lo pone a su servicio y elabora una superestructura que se aplica a los potenciales dominados. " No hay ejercicio de poder posible sin una cierta economía de los discursos de la verdad que funcionen en, y a partir de esta pareja".
Se crea, así, un discurso que lo presenta como un hecho "natural" y procura bloquear las posibilidades de aparición de otros discursos que tengan capacidad cuestionadora. Aparece en escena la disciplina en su doble acepción que mantiene desde su origen, apuntando tanto al conjunto de conocimientos como al control.
Esa necesidad de contar con un discurso de "respaldo", con una determinada forma de verdad, lleva necesariamente a establecer una relación entre poder y saber. Esta relación será clave a partir de la cual interpretar la labor de la escuela como espacio cerrado. Espacio en el que funciona uno de los panópticos que conforman la sociedad.
Refiriéndose al surgimiento de la prisión en su concepción moderna afirma: "El sueño arquitectónico de Bentham se convirtió en una realidad jurídica e institucional en el Estado napoleónico, que sirvió por otra parte de modelo a todos los Estados del siglo XIX. Diría que el verdadero cambio ha sido la invención del panóptico. Vivimos en una sociedad panóptica. Tenemos unas estructuras de vigilancia absolutamente generalizadas, de las que el sistema penal, el sistema judicial es una pieza, y de las que la prisión es a su vez una pieza, de la que la psicología, la psiquiatría, la criminología, la sociología, la psicología social, son sus efectos.
A partir de esta postura sobre la naturaleza y funcionamiento del poder todos actuamos como víctimas y victimarios del poder. Por tanto nos movemos en una situación ambivalente con respecto al poder, participando de él y estando sometidos al mismo.
Este es uno de los puntos débiles, que a mi juicio presenta el conjunto del análisis.
No es posible dimensionar de igual modo las diferentes manifestaciones de poder que se producen en el seno de la sociedad. Aún admitiendo las premisas de reflexión de Foucault hemos de admitir determinadas combinaciones dentro de coordenadas espacio – temporales concretas que son capaces de someter a otras de menor fuerza. Si muchas pueden considerarse herencias de otras situaciones pasadas, hay en el presente elementos capaces de revitalizarlas y reproducir.
Con todo el pensamiento de Foucault no nos presenta un universo cerrado, un individuo preso en una telaraña de líneas de poder. A cada paso se elaboran mecanismos de defensa que van constituyendo la individualidad y abren la puerta a la transformación, más allá de que no surja con claridad la manera en que podrá asociarse con otros para imponerse como detentor del poder. En esto se aparta doblemente de su mentor, L. Althusser, y su teoría de los Aparatos Ideológicos de Estado. Aparece en cambio más cercano al pensamiento de Gramsci en cuanto al manejo del concepto de hegemonía en sustitución al empleo de dominio absoluto.
El papel de la educación formal en la construcción y reproducción del poder.
El ejercicio del poder, en nuestras coordenadas histórico – temporales, necesita desplegar una acción disciplinaria de modo de obtener los resultados esperados de un modo eficiente. Para ello es que se han creado los espacios cerrados en donde el poder se manifiesta de modo directo. El ejército, el hospicio, la cárcel, la fábrica y la escuela son esos espacios presentes en toda sociedad. Cuando nos referimos a fábrica y escuela, ambas expresiones, deben ser tomadas en sentido genérico, como representantes de la actividad asalariada en general y de la enseñanza formal.
Ante la pregunta si puede establecerse una analogía entre la escuela, el cuartel, la fábrica y la cárcel, como formas de encierro destinadas al disciplinamiento, la respuesta de Foucault es por demás clara. "Creo que en el fondo la estructura de poder propia de estas instituciones la que es exactamente la misma. Y verdaderamente, no se puede decir que haya analogía, hay identidad. Es el mismo tipo de poder, se ejerce el mismo poder." Diálogo sobre el poder.
Para desarrollar este juicio, que para los que hemos sido formados en una visión positiva, positivista y "rosa" de todo lo que se refiere a la educación tiene un efecto traumático, debemos seguir los pasos señalados por el autor. Los mismos son los siguientes. En primer lugar significa la ruptura con una concepción humanista dominante a partir del siglo XVIII y el enfrentarnos a una construcción postmoderna de la escuela como institución y la educación en general.
Para analizar la escuela desde la particular óptica de Foucault debemos en primer lugar ver como se integra dentro de los procesos diferenciadores existentes en la sociedad. Estos crean espacios básicos en los que se definen situaciones de poder. Tomando en cuenta trabajos como los realizados por B. Berstein en Inglaterra referentes a la adquisición del conocimiento de los alumnos de acuerdo con su extracción social, es posible establecer una correlación entre los resultados académicos y los niveles alcanzados. También los trabajos de M. Apple en Estados Unidos apuntan a remarcar la misma situación. En un mismo sentido están los informes producidos por CEPAL en nuestro país. La conclusión de todos estos informes es que existe una vinculación directa entre los resultados alcanzados y la ubicación social de los examinados. La escuela lejos de servir de mecanismo de compensación acentúa esas diferencias. En todos los casos la escuela parte de un mensaje único frente al cual determinados sectores y extractos sociales no se identifican. Uno de los mecanismos de resistencia primarios consiste en un rechazo de los contenidos y de los valores que están. El "fracaso" académico es el resultado lógico de esta situación.
Cuando hablamos de sistemas diferenciadores no sólo hemos de prestar atención a aquellos que se derivan de la situación económica, sino también hemos de hacer lugar a la tradición, las leyes, la cultura. Nuestra educación funciona sobre la base de la universalidad, por tanto maneja un mensaje único. Un universo cultural único al que necesariamente deben integrarse los alumnos, no dejando lugar alguno para formas alternativas. Tal como lo señalan los diferentes trabajos que se ocupan del currículo oculto, las englobadas bajo la denominación de reproductivistas o las corrientes pedagógicas críticas, el campo de la enseñanza dista mucho de ser neutro. En el mismo existe un interés manifiesto de mantener determinadas formas dentro de un status quo permanente.
La posición de Foucault se alinea con estas ideas y propone que la escuela al ejercer el mismo tipo de poder que la fábrica, la cárcel, el cuartel o el hospicio, busca disciplinar el cuerpo y la mente de los individuos para desenvolverse dentro de determinadas coordenadas de poder. En el caso de la enseñanza el instrumento del examen es una de las estrategias de reproducción de las relaciones de poder. En la medida en que el estudiante se encuentra a merced del examinador y que no tiene otra alternativa que moverse dentro de los parámetros establecidos por aquel, está siendo sometido a un poder manifiesto. En el acto de examen la relación poder – saber alcanza su esplendor supremo. Eso combinado con las prácticas cotidianas de enseñanza nos llevan a que "Las disciplinas encierran ciertas visiones del hombre en cuanto agente moral, ser sexuado, aprendiz o cualesquiera otra. Mediante los procedimientos normalizadores del examen y la "confesión", las personas se clasifican como objetos, "revelándoles" la verdad sobre sí mismos. Al construir de este modo a los sujetos, el poder moderno produce individuos gobernables."
Un segundo aspecto que hemos de tomar en cuenta es el referente a los objetivos, implícitos y explícitos, perseguidos por la institución en su accionar. A este respecto hemos de considerar el aporte efectuado por las corrientes reproductivistas y en especial los trabajos de Bourdieu con su teoría del habitus. Como ha sido descripto desde los trabajos iniciales de Althusser, Bourdieu, Paseron, Establet y otros en Europa, así como Gintis en EE.UU, la escuela debe ser analizada profundamente de manera de poner en evidencia lo que se ha denominado el currículo oculto. Es decir toda una serie de actitudes y valores que si bien de modo indirecto se busca matrizar en cada alumno que pasa por las aulas.
En este punto Bourdieu y Passeron, son quizás los que en la obra La Reproducción, los que han presentado un desarrollo más completo. La tesis central de estos autores apunta a establecer que la escuela como institución es un instrumento clave en la reproducción de las relaciones de dominación existentes en la sociedad. Esta dominación, a diferencia de lo que aconteciera en la antigüedad no se verifica por el empleo de la fuerza, aunque esta no se elimina, sino por la implantación de lo que ellos denominan habitus. El mismo es definido por los autores del siguiente modo: "produit de l’intériosation des principes d’un arbitraire culturel capable de se perpétuer après la cessation de l’AP et par là de perpétuer dans les pratiques les principes de l’arbitraire intériorisé"
Existe una correspondencia clara entre el pensamiento de Foucault y el de estos autores. La implantación del hábitus traduce una práctica de poder que busca reproducir relaciones de dominio más intensa. Esta visión de la escuela si bien tiene una cuota parte de verdad, no es adecuada para definir la institución. Toda la educación tiene una dimensión reproductiva en la medida en que uno de sus objetivos esenciales es la conservación de un determinado patrimonio cultural. Qué se incluye dentro de esa reproducción, qué medios son puestos en juego, qué contenidos específicos son privilegiados son harina de otro costal. Pero junto a la reproducción se manejan conductas de resistencia. Resistencia que comprende diferentes planos que va desde el abandono, la negatividad sobre todo lo que en ello se expresa, la indiferencia, la violencia hacia sus representantes, hasta la elaboración de mensajes paralelos o formas de contracultura.
A modo de síntesis podemos decir que la escuela, en la concepción foucaultiana, como representante genérica de la educación formal, es el gran aparato disciplinador de la sociedad. Si analizamos los instrumentos tradicionales: el ejército, el hospicio, la cárcel y la escuela, esta última cuenta con la ventaja de ser el espacio por el que pasan todas las personas. Todos de una manera u otra llevamos impresas en nuestro cuerpo y mente las huellas dejadas por la escuela. El modo de hablar de pensar, de leer el mundo, empleando la terminología freireana, es fruto del papel disciplinador desplegado por la escuela. "... la disciplina ejercida sobre la persona, con el fin de producir cuerpos dóciles (es interesante señalar que dócil tiene su propia connotación educativa, pues proviene del latín docilis que significa enseñable), se deriva de las prácticas reducidas o micro-tecnologías. Estas en la organización del espacio y del tiempo siguiendo líneas ordenadas, de manera que faciliten formas constantes de vigilancia y puesta en acción de evaluación y el juicio"