Berlusconi y el voto de confianza
Introducción:
En el articulo periodístico adjunto del diario Clarín que ha sido publicado el pasado miércoles 22 de junio de 2011 podemos leer claramente que en Italia se está viviendo una gran crisis económica. En el presente trabajo analizaremos, desde la teoría, la problemática que está azotando al país. Para poder entrar en profundidad en el tema necesitamos aclarar algunos puntos, a saber, cuál es la situación que se vive en la península y los motivos por los cuales el Jefe de estado sigue recibiendo votos de confianza.
Uno de los factores a destacar es que el país logró convertirse en el más deudor de toda Europa, con una duda publica del 120% del PBI, y asi Brasil la desplaza como séptima economía del mundo.1
Como medida económica para relanzar la competitividad de las empresas y el desarrollo del sur, Berlusconi a través del voto de confianza aprobó una ley de Desarrollo por la cual se reducirán los impuestos a las empresas para los nuevos contratos en el sur y también beneficiara a las pymes que se instalen allí, consiguiendo asi la mayoría absoluta con 316 votos contra 293 de la oposición. Podemos notar que cuenta asi con la mayoría parlamentaria.
Como otro de los puntos a los que refiere el articulo son las disputas con otros partidos a lo que no mencionaremos ya que enriquece mucho más para nuestro análisis señalar las elecciones municipales de este año en las que Silvio Berlusconi ha sido derrotado por la oposición de centroizquierda que ha triunfado en las ciudades más importantes. Esta derrota, causa quizás de los escándalos que lo vinculan a prostitucion de menores de edad, abuso de poder, corrupción, no favorecen a su imagen y se pudo ver reflejado en las urnas.
Otro de los factores que destacaremos son la derrota sufrida en cuatro referendos los días 12 y 13 de junio, y las marchas que han llevado adelante miles de jóvenes desempleados.
Nos cabe preguntar cómo un primer ministro al cual el pueblo le está dando la espalda en las elecciones, protestando en su contra puede seguir en el poder hasta terminar su mandato en el año 2013, y sigue teniendo votos de confianza en el parlamento.
El parlamentarismo italiano.
El parlamentarismo es una forma de gobierno democrático en la que se interrelacionan el poder ejecutivo y el poder legislativo.
Este poder está dividido entre el Jefe de estado y el Jefe de gobierno.
El jefe de Estado representa a la república internacionalmente, se encarga de mantener la unidad del país, recibe el nombre de Presidente (Presidente del Consiglio dei ministri) y es elegido por el Parlamento por un periodo fijo. Actualmente ocupa este cargo desde el 2006 el Presidente Giorgio Napolitano.
El jefe de gobierno tiene a su cargo la dirección política y administrativa, recibe el nombre de Primer Ministro y es elegido de manera indirecta por el Parlamento (elegido a través de sufragio popular) y su mandato dura hasta que “dure la confianza”. La “confianza” consiste en el poder del Parlamento tanto para elegir al Jefe de gobierno como para destituirlo. Tal como dice Zelanic:
“Esto puede ocurrir básicamente de dos maneras: la primera es votando en contra de una cuestión de confianza planteada por el Primer Ministro, la segunda por medio de la aprobación de un voto de censura o no confianza (desconfianza) impulsado por los miembros del parlamento. (…) Resulta pues lógico que la duración del mandato del ejecutivo no este sujeto a plazo alguno”.2 Si se da el caso, el parlamento debe proponer y elegir un nuevo reemplazante.
Asi de la misma manera el Primer Ministro encuentra legitimidad en los “votos de confianza” donde el parlamento le brinda su apoyo.
El parlamento es elegido directamente por el pueblo. El primer ministro puede pedirle al Jefe de Estado la disolución del parlamento, que puede aceptar o no, en el caso de que asi sea, el Jefe de Estado deberá llamar a elecciones parlamentarias.
Berlusconi recibe entonces un voto de confianza que puede llegar a interpretarse de dos maneras: El Jefe de gobierno tiene mayoría en el congreso o bien, el parlamento no lo condena con un voto de censura o de no confianza porque no tiene un candidato que pueda cumplir con las funciones que él mismo está ejerciendo actualmente. Quizás ambas sean causas por las cuales él mismo asegura que terminará su mandato en 2013.
Locke sostiene que el gobierno debe estar integrado por un Jefe de Estado y el Parlamento. Postula que el hombre vive en estado de naturaleza en donde hay una injusticia social y no se respetan sus derechos. Entonces, el hombre cede ciertas libertades al Estado a cambio de protección, pero cuando el pueblo no se siente representado por el gobierno es el mismo pueblo quien puede sacarle el poder. Es interesante este planteo ya que el pueblo italiano a través de las elecciones, protestas, está demostrando que no siente que sus intereses y/o derechos están siendo representados tanto por el Primer Ministro, como por el Parlamento que evidentemente cuenta con mayoría a favor de Berlusconi.
Conclusión.
Como dice Weber el estado es una relación de dominación y que para subsistir necesita, que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan.
El sistema parlamentario italiano está regido por una pequeña oligarquía que defiende sus intereses y no escucha los clamados del pueblo. Por eso, es que Berlusconi con tan poco prestigio que tiene entre los ciudadanos sigue teniendo el apoyo del parlamento para reducir las categorías fiscales a empresas y asi darle una solución a una mala gestión de gobierno que ha llevado a un país del primer mundo al endeudamiento y a la inestabilidad política, a la que se ha llegado por muchos votos de confianza desde hace muchos años. No estoy criticando que se baje el importe fiscal a nuevas empresas y pymes lo cual contribuye al desarrollo de industrias y por ende nuevos puestos de trabajo, pero si el primer ministro tiene hoy en día sólo una legitimidad legal, el parlamento sigue el mismo camino. La legitimidad que el parlamento le da al primer ministro no es una legitimidad de los ciudadanos italianos que se han mostrado deseosos de ver fuera del gobierno a Berlusconi, por lo tanto el parlamento al seguir manteniendo al primer ministro italiano intacto en su poder después de 17 años aun siendo minoría en el país constituye una calamidad mayor a la que él mismo declara que ocurrirá si su gobierno cae.
Si el parlamento no puede entonces encontrar un jefe de gobierno que reemplace a Berlusconi entonces no estarían cumpliendo su tarea de representar los intereses de los ciudadanos, por tanto deberían ser reemplazados por alguien que si los represente.
1 http://www.infolatam.com/2011/04/26/brasil-desplaza-a-italia-como-septima-economia-del-mundo/
2 Zelaznik Javier. Version modificada de un articulo anterior escrito con Hipolito Orlandi. Universidad de Buenos Aires. CONICET. Capitulo 5. p.258.
jueves, 14 de julio de 2011
miércoles, 13 de julio de 2011
Informe Crítico de Sergio Barrera (Profesorado de Historia)
Indignados españoles
¿La democracia cuestionada?
Varias plazas españolas se llenaron durante el mes de mayo del corriente año de miles de personas indignadas con el sistema político, la crisis económica y sus responsables: los banqueros y empresarios de las multinacionales que se enriquecieron a costa del desempleo y la pérdida de conquistas históricas del estado de bienestar español. ¿Explosión de bronca pasajera, rebeldía posmoderna anti sistémica o fuerte crítica al régimen político español?
Los Indignados ganan las plazas
Los acampantes de la Puerta del Sol de Madrid y de otras 150 plazas de España, no aparecieron como un rayo en cielo estrellado. Frente a la apariencia de espontaneidad, en realidad se escondía una fuerte actividad en las redes sociales desde hacía varios meses y que tenía en realidad su génesis en los movimientos contra la participación española en la guerra de Irak, bajo el gobierno del Partido Popular de José María Aznar (2003). Recordemos que a pesar de estar el 90% de los españoles en contra de la participación y con 8 millones de movilizados, el gobierno igual ordenó el envío de tropas.
Pero la crisis económica que estalló en el 2008 y sus consecuencias, hizo que decenas de miles de jóvenes hicieran suyo el llamamiento del resistente francés Stephane Hessel en su libro ¡Indígnate!, un llamado a la resistencia al capitalismo financiero y a la domesticación mediática.
Esta crisis, golpeó fundamentalmente a los más jóvenes dónde el desempleo llega al 43% y a toda la población, que sufre las calamidades sociales causadas por los planes de austeridad impuestos por un gobierno socialista a las órdenes de los mercados financieros.
¡Democracia Real Ya!
Los carteles de la puerta del Sol son elocuentes y no dejan lugar a dudas sobre la reacción ante el golpe económico: “No es una crisis, es una estafa”, “Banqueros culpables”, “Me sobra el mes al final del sueldo” y “No somos antisistema. El sistema es antinosotros”.
Pero también, y sobre todo, existe una crítica profunda a las perversiones de la democracia española: “La llaman democracia y no lo es”, “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, “Cada cuatro años elegimos a quién financiar. No les votes” y “Nuestros sueños no caben en sus urnas”. Y también una ácida crítica al régimen bipartidista de los partidos mayoritarios que aplican las mismas recetas económicas: “PP y PSOE, lo mismo es”.
El movimiento no va contra el sistema democrático como tal, sino contra las deformaciones del mismo, contra una falsa democracia surgida de las entrañas del franquismo, tutelada por formas monárquicas, formal e hipócrita. Cruel sistema, que cuando estalla la crisis desatada por el stablishmen inmobiliario, especulador y financiero, no duda en volcarlo sobre los hombros de todo el pueblo.
La indignación creció cuando el sistema político (con el acompañamiento del poder sindical) empezó a votar en el parlamento, medidas que provocaron el despido de trabajadores, a reducir los salarios, recortar los derechos laborales, congelar las pensiones y aumentar la edad requerida para jubilarse, disminuir el empleo público, recortar los presupuestos de salud y educación, privatizar empresas y programas gubernamentales y paradójicamente, a reducir los impuestos a las grandes fortunas y a las grandes empresas con el re manido discurso de que inviertan ese dinero en la producción.
Los jóvenes españoles, son apartidarios, pero no apolíticos. Es un movimiento horizontal, tenía portavoces pero carecía de líderes. Y éste no era un defecto no deseado sino un objetivo conscientemente buscado. Su funcionamiento estaba basado en asambleas diarias, dónde se llevan las propuestas que se presentaban en las mesas. La composición esencialmente de jóvenes, era muy heterogénea y se fue ampliando a medida que pasaban los días con estudiantes universitarios, profesores, profesionales, trabajadores con empleo y sin empleo, precarios, jubilados, etc.
Participaron militantes de juventudes anarquistas, comunistas, antiglobalización y de oenegés ambientalistas, pero también las juventudes de los partidos mayoritarios desencantadas.
Un programa contra el régimen político
Movimiento heterogéneo, pero con un mensaje claro. Sus comunicados eran claros y concluyentes respecto a la exigencia en cuestiones claves de la democracia española: cambios de la Ley Electoral (la obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos, obligatoriedad de listas libres de imputados por corrupción); derecho a una vivienda digna y reforma de la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda, reforma fiscal favorable a las rentas más bajas; nacionalización de aquellas entidades financieras rescatadas por el Estado; desvinculación verdadera de la Iglesia y el Estado; reforma de la Constitución, etc. Y aclaran para evitar manipulaciones:
“Nuestro movimiento nunca ha pedido la abstención, ni el voto nulo ni el voto para ningún partido. ¡Democracia Real Ya! Promueve que la gente se informe y que decida por sí misma a quién entregar su voto según su ideología. Nuestro objetivo es mejorar el sistema electoral actual, pero hasta que ese modelo cambie creemos que cada persona debe participar como mejor le parezca…”1
Es decir, la novedad de estas protestas para la clase dirigente española es que se expresa por fuera de las estructuras tradicionales, partidarias o sindicales.
Del demos a la democracia representativa
Muchos siglos nos separan de la democracia creada en la Grecia clásica en el siglo V a C. Esta forma de gobierno que experimentó la polis griega, esencialmente en Atenas es el ejemplo más representativo que tenemos, entendida como “el gobierno del pueblo”.
Es que en Grecia funcionaba como una actividad colectiva, absolutamente soberana, que era capaz de auto instituirse o sea partiendo de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, el demos se rige por sus propias leyes, posee su jurisdicción independiente y se gobierna él mismo. Todos los ciudadanos tienen la posibilidad de ocupar los cargos electivos o de ser jueces, por votación o por sorteo y sin posibilidad de reelección.
Sobre el sustrato de una sociedad de clases, este sistema funcionaba en comunidades relativamente pequeñas y compactas, a medida que fue aumentando la escala el sistema se fue complejizando y necesariamente aparecieron formas representativas indirectas, que inauguran la tradición republicana y la teoría democrática.
Ya en el siglo XVI con Maquiavelo aparece la creación del campo político autónomo, separado de la religión, con entidad y características propias y “La preocupación central del republicanismo es la búsqueda de mecanismos que eviten la posibilidad de la corrupción de los liderazgos y como consecuencia directa de ello, la corrupción de la virtud cívica”2
Así surge la preocupación central de elaborar una Constitución y con ella un diseño institucional, que esté dirigido en primer lugar a equilibrar los intereses de las distintas facciones y grupos que surgen al interior de lo social. Surgirán dos tipos de republicanismo uno más acotado, el aristocrático, donde a pesar de la existencia del principio de soberanía popular, la participación del pueblo no es gobernar sino elegir a los gobernantes, y otro más democrático, con división de las tres ramas de poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, su separación constitucional e institucional.
En el siglo XVII, la democracia moderna será democracia liberal, la preocupación central será limitar el poder de la autoridad, dejar espacio al individuo y proteger al ciudadano y sus libertades frente al poder del Estado. Con el liberalismo aparece el gobierno representativo, incorporando un elemento no democrático como es precisamente la representación. Dentro del corpus teórico, se defiende además del Estado de derecho, las libertades individuales, el derecho a la propiedad y la economía de mercado. Con todos estos elementos y esta nueva dimensión de la política la democracia deja de ser directa como se conocía del modelo griego y se transforma en democracia representativa.
La democracia “realmente existente” cuestionada
Los ideales democráticos de protagonismo político individual; centralidad del ciudadano en el sistema político; la representación de los intereses del pueblo y no de facciones ni grupos; el gobierno real del pueblo; la visibilidad del poder y los mecanismos de decisiones y la profundización democrática y extensión de la participación, en la actualidad están muy devaluados.
“En contraste con la realidad, lo que caracteriza a la democracia, en lugar de estos “ideales”, es: el protagonismo de grupos y actores colectivos; la representación de intereses sectoriales; la limitación de la participación aun número reducido de liderazgos y grupos; la limitación de la democracia a los mecanismos institucionales de decisiones políticas y la persistencia de grandes centros de poder no democratizados como la empresa y la burocracia; la subsistencia de mecanismos invisibles de toma de decisiones, la apatía y el desinterés.”3
En la actualidad el sistema llamado democrático se parece cada vez más a un gobierno de los ricos y cada vez menos a un gobierno del pueblo. ¿Qué gobierno verdaderamente popular legislaría contra sus propios intereses? Los pueblos no eligen a sus gobiernos, para que éstos los ofrezcan indefensos a la ley de la ganancia a cualquier precio y a la especulación de los mercados. Una cosa es evidente, cada vez más a los pobres se los llama y manipula para votar, pero cada vez menos para gobernar. Y esto es así, porque el poder, el verdadero poder, ya no se encuentra en la superestructura política del Estado, sino en el poder económico, que en nuestra época de mundialización liberal, es el Mercado por excelencia.
¿Existe otra posibilidad de democracia?
En la actualidad, en el preciso momento que votamos estamos renunciando a una parte muy importante de nuestros derechos políticos. La delegación, es el mecanismo sobre el que se monta todo el sistema democrático representativo. Mantiene el fetichismo de la “soberanía popular”, constantemente violada por los que prometen una cosa en campaña y hacen otra en el poder, manteniendo bien lejos, en las alturas las tomas de decisiones. Los pueblos son llamados a votar cada un período determinado de años y a lo sumo movilizados para apoyar decisiones tomadas por unos pocos.
No deberíamos resignarnos a que esta es la última forma de democracia posible, como ya hemos visto la democracia también es un producto histórico, hecho por los hombres, y por lo tanto perfectible. En la medida que como democracia sólo consideremos a las instituciones llamadas partidos, Parlamento y gobiernos, quiénes son cada vez más refugio del poder económico nacional y mundial, la calidad de vida democrática seguirá retrocediendo.
Una democracia que no se autocritica, se condena a la parálisis y a retroceder, manteniendo embalajes políticamente correctos, con un contenido que los niega y condiciona. Si seguimos defendiendo acríticamente esta forma de democracia, no nos permitimos pensar en otra mejor.
En forma urgente debemos pensar mecanismos que se centren en la participación directa en las decisiones de los pueblos, mecanismos de control popular, la posibilidad de remoción de los funcionarios políticos, establecer la imposibilidad de renovación y reelección de mandatos, la elección popular de los jueces, la consulta popular y todas las medidas que permitan una democracia participativa y directa que no sea formal.
El despertar de los pueblos árabes movilizándose y luchando por democracia y derechos políticos después de décadas con regímenes totalitarios; las movilizaciones y acampes con origen y epicentro en España, pero que recorrieron toda Europa, en un momento de profunda crisis del sistema económico de la UE, y los procesos que se están dando en Latinoamérica en los últimos años pueden ser una oportunidad para ampliar y recuperar los derechos democráticos perdidos.
1 Comunicado del día 22 de mayo del acampe en Puerta del Sol en, Vázquez de Prada, Rodrigo.”Democracia Real Ya!”.Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, nº 144, junio 2011, pp. 12-13.
2 Respuela, Sofía. “La Democracia: Una discusión en torno de sus significados”, Capítulo 6 en Introducción a la ciencia política. Buenos Aires, EUDEBA, 2003.p.284
3 Ibídem p.288-289
Fuentes:
Vázquez de Prada, Rodrigo.”Democracia Real Ya!”.Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, nº 144, junio 2011, pp. 12-13.
Guisoni, Oscar.”Estalla en las plazas la primavera española”. Página 12, Buenos Aires, 22/5/2011, pp. 24-25
Respuela, Sofía. “La Democracia: Una discusión en torno de sus significados”, Capítulo 6 en Introducción a la ciencia política. Buenos Aires, EUDEBA, 2003.p.284
¿La democracia cuestionada?
Varias plazas españolas se llenaron durante el mes de mayo del corriente año de miles de personas indignadas con el sistema político, la crisis económica y sus responsables: los banqueros y empresarios de las multinacionales que se enriquecieron a costa del desempleo y la pérdida de conquistas históricas del estado de bienestar español. ¿Explosión de bronca pasajera, rebeldía posmoderna anti sistémica o fuerte crítica al régimen político español?
Los Indignados ganan las plazas
Los acampantes de la Puerta del Sol de Madrid y de otras 150 plazas de España, no aparecieron como un rayo en cielo estrellado. Frente a la apariencia de espontaneidad, en realidad se escondía una fuerte actividad en las redes sociales desde hacía varios meses y que tenía en realidad su génesis en los movimientos contra la participación española en la guerra de Irak, bajo el gobierno del Partido Popular de José María Aznar (2003). Recordemos que a pesar de estar el 90% de los españoles en contra de la participación y con 8 millones de movilizados, el gobierno igual ordenó el envío de tropas.
Pero la crisis económica que estalló en el 2008 y sus consecuencias, hizo que decenas de miles de jóvenes hicieran suyo el llamamiento del resistente francés Stephane Hessel en su libro ¡Indígnate!, un llamado a la resistencia al capitalismo financiero y a la domesticación mediática.
Esta crisis, golpeó fundamentalmente a los más jóvenes dónde el desempleo llega al 43% y a toda la población, que sufre las calamidades sociales causadas por los planes de austeridad impuestos por un gobierno socialista a las órdenes de los mercados financieros.
¡Democracia Real Ya!
Los carteles de la puerta del Sol son elocuentes y no dejan lugar a dudas sobre la reacción ante el golpe económico: “No es una crisis, es una estafa”, “Banqueros culpables”, “Me sobra el mes al final del sueldo” y “No somos antisistema. El sistema es antinosotros”.
Pero también, y sobre todo, existe una crítica profunda a las perversiones de la democracia española: “La llaman democracia y no lo es”, “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, “Cada cuatro años elegimos a quién financiar. No les votes” y “Nuestros sueños no caben en sus urnas”. Y también una ácida crítica al régimen bipartidista de los partidos mayoritarios que aplican las mismas recetas económicas: “PP y PSOE, lo mismo es”.
El movimiento no va contra el sistema democrático como tal, sino contra las deformaciones del mismo, contra una falsa democracia surgida de las entrañas del franquismo, tutelada por formas monárquicas, formal e hipócrita. Cruel sistema, que cuando estalla la crisis desatada por el stablishmen inmobiliario, especulador y financiero, no duda en volcarlo sobre los hombros de todo el pueblo.
La indignación creció cuando el sistema político (con el acompañamiento del poder sindical) empezó a votar en el parlamento, medidas que provocaron el despido de trabajadores, a reducir los salarios, recortar los derechos laborales, congelar las pensiones y aumentar la edad requerida para jubilarse, disminuir el empleo público, recortar los presupuestos de salud y educación, privatizar empresas y programas gubernamentales y paradójicamente, a reducir los impuestos a las grandes fortunas y a las grandes empresas con el re manido discurso de que inviertan ese dinero en la producción.
Los jóvenes españoles, son apartidarios, pero no apolíticos. Es un movimiento horizontal, tenía portavoces pero carecía de líderes. Y éste no era un defecto no deseado sino un objetivo conscientemente buscado. Su funcionamiento estaba basado en asambleas diarias, dónde se llevan las propuestas que se presentaban en las mesas. La composición esencialmente de jóvenes, era muy heterogénea y se fue ampliando a medida que pasaban los días con estudiantes universitarios, profesores, profesionales, trabajadores con empleo y sin empleo, precarios, jubilados, etc.
Participaron militantes de juventudes anarquistas, comunistas, antiglobalización y de oenegés ambientalistas, pero también las juventudes de los partidos mayoritarios desencantadas.
Un programa contra el régimen político
Movimiento heterogéneo, pero con un mensaje claro. Sus comunicados eran claros y concluyentes respecto a la exigencia en cuestiones claves de la democracia española: cambios de la Ley Electoral (la obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos, obligatoriedad de listas libres de imputados por corrupción); derecho a una vivienda digna y reforma de la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda, reforma fiscal favorable a las rentas más bajas; nacionalización de aquellas entidades financieras rescatadas por el Estado; desvinculación verdadera de la Iglesia y el Estado; reforma de la Constitución, etc. Y aclaran para evitar manipulaciones:
“Nuestro movimiento nunca ha pedido la abstención, ni el voto nulo ni el voto para ningún partido. ¡Democracia Real Ya! Promueve que la gente se informe y que decida por sí misma a quién entregar su voto según su ideología. Nuestro objetivo es mejorar el sistema electoral actual, pero hasta que ese modelo cambie creemos que cada persona debe participar como mejor le parezca…”1
Es decir, la novedad de estas protestas para la clase dirigente española es que se expresa por fuera de las estructuras tradicionales, partidarias o sindicales.
Del demos a la democracia representativa
Muchos siglos nos separan de la democracia creada en la Grecia clásica en el siglo V a C. Esta forma de gobierno que experimentó la polis griega, esencialmente en Atenas es el ejemplo más representativo que tenemos, entendida como “el gobierno del pueblo”.
Es que en Grecia funcionaba como una actividad colectiva, absolutamente soberana, que era capaz de auto instituirse o sea partiendo de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, el demos se rige por sus propias leyes, posee su jurisdicción independiente y se gobierna él mismo. Todos los ciudadanos tienen la posibilidad de ocupar los cargos electivos o de ser jueces, por votación o por sorteo y sin posibilidad de reelección.
Sobre el sustrato de una sociedad de clases, este sistema funcionaba en comunidades relativamente pequeñas y compactas, a medida que fue aumentando la escala el sistema se fue complejizando y necesariamente aparecieron formas representativas indirectas, que inauguran la tradición republicana y la teoría democrática.
Ya en el siglo XVI con Maquiavelo aparece la creación del campo político autónomo, separado de la religión, con entidad y características propias y “La preocupación central del republicanismo es la búsqueda de mecanismos que eviten la posibilidad de la corrupción de los liderazgos y como consecuencia directa de ello, la corrupción de la virtud cívica”2
Así surge la preocupación central de elaborar una Constitución y con ella un diseño institucional, que esté dirigido en primer lugar a equilibrar los intereses de las distintas facciones y grupos que surgen al interior de lo social. Surgirán dos tipos de republicanismo uno más acotado, el aristocrático, donde a pesar de la existencia del principio de soberanía popular, la participación del pueblo no es gobernar sino elegir a los gobernantes, y otro más democrático, con división de las tres ramas de poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, su separación constitucional e institucional.
En el siglo XVII, la democracia moderna será democracia liberal, la preocupación central será limitar el poder de la autoridad, dejar espacio al individuo y proteger al ciudadano y sus libertades frente al poder del Estado. Con el liberalismo aparece el gobierno representativo, incorporando un elemento no democrático como es precisamente la representación. Dentro del corpus teórico, se defiende además del Estado de derecho, las libertades individuales, el derecho a la propiedad y la economía de mercado. Con todos estos elementos y esta nueva dimensión de la política la democracia deja de ser directa como se conocía del modelo griego y se transforma en democracia representativa.
La democracia “realmente existente” cuestionada
Los ideales democráticos de protagonismo político individual; centralidad del ciudadano en el sistema político; la representación de los intereses del pueblo y no de facciones ni grupos; el gobierno real del pueblo; la visibilidad del poder y los mecanismos de decisiones y la profundización democrática y extensión de la participación, en la actualidad están muy devaluados.
“En contraste con la realidad, lo que caracteriza a la democracia, en lugar de estos “ideales”, es: el protagonismo de grupos y actores colectivos; la representación de intereses sectoriales; la limitación de la participación aun número reducido de liderazgos y grupos; la limitación de la democracia a los mecanismos institucionales de decisiones políticas y la persistencia de grandes centros de poder no democratizados como la empresa y la burocracia; la subsistencia de mecanismos invisibles de toma de decisiones, la apatía y el desinterés.”3
En la actualidad el sistema llamado democrático se parece cada vez más a un gobierno de los ricos y cada vez menos a un gobierno del pueblo. ¿Qué gobierno verdaderamente popular legislaría contra sus propios intereses? Los pueblos no eligen a sus gobiernos, para que éstos los ofrezcan indefensos a la ley de la ganancia a cualquier precio y a la especulación de los mercados. Una cosa es evidente, cada vez más a los pobres se los llama y manipula para votar, pero cada vez menos para gobernar. Y esto es así, porque el poder, el verdadero poder, ya no se encuentra en la superestructura política del Estado, sino en el poder económico, que en nuestra época de mundialización liberal, es el Mercado por excelencia.
¿Existe otra posibilidad de democracia?
En la actualidad, en el preciso momento que votamos estamos renunciando a una parte muy importante de nuestros derechos políticos. La delegación, es el mecanismo sobre el que se monta todo el sistema democrático representativo. Mantiene el fetichismo de la “soberanía popular”, constantemente violada por los que prometen una cosa en campaña y hacen otra en el poder, manteniendo bien lejos, en las alturas las tomas de decisiones. Los pueblos son llamados a votar cada un período determinado de años y a lo sumo movilizados para apoyar decisiones tomadas por unos pocos.
No deberíamos resignarnos a que esta es la última forma de democracia posible, como ya hemos visto la democracia también es un producto histórico, hecho por los hombres, y por lo tanto perfectible. En la medida que como democracia sólo consideremos a las instituciones llamadas partidos, Parlamento y gobiernos, quiénes son cada vez más refugio del poder económico nacional y mundial, la calidad de vida democrática seguirá retrocediendo.
Una democracia que no se autocritica, se condena a la parálisis y a retroceder, manteniendo embalajes políticamente correctos, con un contenido que los niega y condiciona. Si seguimos defendiendo acríticamente esta forma de democracia, no nos permitimos pensar en otra mejor.
En forma urgente debemos pensar mecanismos que se centren en la participación directa en las decisiones de los pueblos, mecanismos de control popular, la posibilidad de remoción de los funcionarios políticos, establecer la imposibilidad de renovación y reelección de mandatos, la elección popular de los jueces, la consulta popular y todas las medidas que permitan una democracia participativa y directa que no sea formal.
El despertar de los pueblos árabes movilizándose y luchando por democracia y derechos políticos después de décadas con regímenes totalitarios; las movilizaciones y acampes con origen y epicentro en España, pero que recorrieron toda Europa, en un momento de profunda crisis del sistema económico de la UE, y los procesos que se están dando en Latinoamérica en los últimos años pueden ser una oportunidad para ampliar y recuperar los derechos democráticos perdidos.
1 Comunicado del día 22 de mayo del acampe en Puerta del Sol en, Vázquez de Prada, Rodrigo.”Democracia Real Ya!”.Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, nº 144, junio 2011, pp. 12-13.
2 Respuela, Sofía. “La Democracia: Una discusión en torno de sus significados”, Capítulo 6 en Introducción a la ciencia política. Buenos Aires, EUDEBA, 2003.p.284
3 Ibídem p.288-289
Fuentes:
Vázquez de Prada, Rodrigo.”Democracia Real Ya!”.Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, nº 144, junio 2011, pp. 12-13.
Guisoni, Oscar.”Estalla en las plazas la primavera española”. Página 12, Buenos Aires, 22/5/2011, pp. 24-25
Respuela, Sofía. “La Democracia: Una discusión en torno de sus significados”, Capítulo 6 en Introducción a la ciencia política. Buenos Aires, EUDEBA, 2003.p.284
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