miércoles, 8 de abril de 2020

Clase 5 - Democracia






Democracia

Democracia es un concepto que está en permanente discusión ya que no hay una respuesta única a su significado y su definición depende del paradigma desde el cual se aborde la problemática y de los contextos socio-históricos, económicos y políticos en los cuales se desarrollen las experiencias democráticas.

La democracia clásica

El primer antecedente se remonta a la Grecia clásica en la primera mitad del siglo V antes de Cristo. Atenas fue la polis griega más representativa de esta forma de gobierno. Etimológicamente significa demos=pueblo y kratos=gobierno/poder. Sus dos componentes nos plantean dos interrogantes: ¿Quiénes constituyen el pueblo? Y ¿Qué significa que ellos gobiernen?


Grecia constituyó una sociedad que deliberaba explícitamente sobre sus leyes y que a la vez fue capaz de modificarlas. La vida política era entendida como una actividad colectiva cuyo objeto era la sociedad como tal. La política era autonomía, los ciudadanos eran capaces de darse sus propias instituciones.

La soberanía se fundamentaba en la Igualdad de todos los ciudadanos (varones libres, atenienses y mayores de edad).
  • Isonomía: igualdad de los ciudadanos ante la Ley.
  • Isegoría: igualdad para participar y expresarse en la Asamblea.
El fundamento de la democracia griega era la participación plena y activa de todos los ciudadanos. Renunciar a esta participación implicaba renunciar a la ciudadanía. Los llamaban idiotes.
Según la visión griega el ciudadano era un ser total para quien la política constituía una actividad social natural, no separada del resto de la vida y para quien el gobierno y la polis no eran entidades remotas y ajenas, sino que la vida política era una extensión armoniosa de sí mismo.

Los ideales políticos eran: la igualdad entre ciudadanos, la libertad y el respeto a la ley y la justicia. Los individuos se consideraban iguales y se reconocían colectivamente como soberanos capaces de crear leyes e instituciones para su autogobierno, basado en la idea de bien común, que implicaba coincidir en lo que es bueno para la ciudad.

Características estructurales:
  • Ciudad Estado pequeña.
  • Economía de esclavitud, que dejaba tiempo libre a los ciudadanos. Trabajo doméstico a cargo de la mujer.
  • Restricción de la ciudadanía a un número relativamente pequeño. Eran ciudadanos solamente los varones adultos, libres y atenienses, estaban excluidas las mujeres, los esclavos y los extranjeros.
  • Los ciudadanos debían tener intereses armónicos entre sí, para compartir el sentimiento de lo que es el bien general. Atenas y la mayoría ciudades griegas, por lo menos hasta la conquista por parte de Macedonia, eran sociedades campesinas de ingresos medios.
  • Los ciudadanos debían mostrar un alto grado de homogeneidad respecto de características como el poder económico, el tiempo libre, la religión, el idioma, la instrucción. Desde Solón, no tenemos latifundio, a diferencia de Roma.
  • La cantidad de ciudadanos debía ser pequeña, para evitar la heterogeneidad, para un mejor conocimiento de la ciudad, y para la reunión conjunta de todos en Asamblea.
  • Los ciudadanos debían participar también en la administración y desempeñar cargos públicos.
  • La ciudad-Estado debía ser autónoma. No existía el concepto de nación como lo entendemos hoy.
Instituciones griegas:
La Ecclesia, era la institución más importante. Era la asamblea general de ciudadanos que votaba funcionarios y que podía revocar lo dicho por otras instituciones. El sistema democrático griego, fue un sistema de democracia semi-directa. Dado que si bien votaban representantes (arcontes, estrategas, etc), el pueblo tenía su espacio de deliberación y decisión.

Críticas a la democracia griega.

Platón y Aristóteles consideraban a la democracia una forma desviada, impura o injusta de gobierno. El primero consideraba una sola forma capaz de realizar el ideal de justicia, la aristocracia:
Los hombres por naturaleza tienen actitudes diferentes, en ellos puede predominar la razón, el valor o las pasiones. Según el elemento predominante encontraremos tres tipos de ciudadanos.

Según Platón una ciudad es justa si cada uno hace lo suyo, según su propia naturaleza, es decir, cada cual debe tener en la ciudad una sola ocupación para la cual su naturaleza lo ha dotado, y debe asegurarse a cada uno su propio bien y el ejercicio de la actividad que le es propia.

Una ciudad justa es gobernada por filósofos, defendida por los guardianes, mientras los artesanos, trabajadores y labradores ejercen sus oficios. Esta forma de gobierno es la Aristocracia. Cualquier modificación o mezcla entre sus partes dará origen a formas impuras e injustas, caracterizadas por el desorden, la desorganización y la perversión.
  • Aristocracia: forma pura y justa
  • Timocracia: mezcla de filósofos y guardianes, gobierna la ambición y la cólera.
  • Oligarquía: gobiernan los ricos y los pobres no participan, predominan la avaricia y la codicia.
  • Democracia: consecuencia de la oligarquía, gobiernan los muchos y pobres, o sea la masa de población que debía dedicarse a sus trabajos y oficios.
La democracia nace cuando los pobres, después de haber obtenido la victoria sobre los ricos, matan a unos, destierran a otros, y comparten con los que quedan el gobierno y los cargos públicos. La democracia es el origen de la Tiranía, ya que el deseo inmoderado de libertad lleva a los hombres a desear lo opuesto: el exceso de autoridad.
Interregno Medieval.

Desde la Grecia Clásica y hasta la modernidad, no encontramos otros ejemplos de regímenes democráticos. En Occidente, ello se debe sobre todo a la preeminencia de la religión y de la Iglesia Católica. El catolicismo de entonces, como las religiones monoteístas en general, tenía una concepción descendente de lo político: el poder es un atributo creado por dios, que desciende de él, al Papa y del papa al Rey.

Recién a fines de la edad media, algunos comienzan a teorizar acerca de la concepción ascendente de soberanía popular, según la cual Dios le da el poder al pueblo y éste lo delega al Príncipe, de esta deriva la idea política de que es el pueblo el que tiene el derecho a hacer la ley. El poder soberano consiste en hacer la ley.

La Modernidad: Democracia Indirecta o Representativa.

La Edad moderna, desde el punto de vista del pensamiento político, va a significar una revalorización del pensamiento democrático, en su versión "republicana". Retomando la concepción aristotélica que considera a la República (bajo el nombre de politeia) como el gobierno de la mayoría para el bien común.

Maquiavelo va a clasificar las formas de gobierno en Principado, el gobierno de uno; y Repúblicas, clasificándolas en Democráticas, si gobierna la mayoría, y Aristocráticas, si gobiernan unos pocos. Para Maquiavelo la mejor forma era el Principado.

Pero el gran aporte de la modernidad a la teoría de la democracia es el liberalismo, asociado a su vez a la teoría de la división de poderes, al contractualismo y al constitucionalismo.

El liberalismo político sostiene que la libertad y los derechos de los individuos son anteriores al Estado y no pueden ser obturados por él. Desde esta perspectiva, existe un área o espacio jurídico reservado a los individuos, en la que la acción estatal no puede penetrar: la libertad individual, la libertad de expresión, los derechos políticos, la propiedad privada, la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia, la libertad de trabajo comercio e industria, etc. Este pensamiento político toma fuerza con la revolución inglesa (1642 hasta 1688) que da lugar un sistema parlamentario que le pone límites a la monarquía y la revolución francesa (1789).

¿Por qué el Estado no puede traspasarlos? La respuesta corresponde al contractualismo: Porque esos derechos son anteriores al Estado, y el ser humano los posee desde que existía el estado de naturaleza. Habrían sido los hombres libres, en estado de naturaleza, que habrían suscrito un Contrato Social, para crear el Estado, con el fin de que les provea orden y seguridad.

¿Cómo garantizar que el Estado no viole los derechos individuales? Según el constitucionalismo: Los hombres pueden dejar por escrito ese pacto social fundante: es la constitución escrita, un texto en el que se consagran los derechos humanos y se especifica todo lo que el Estado no puede hacer. Para el constitucionalismo, el Estado está sometido a normas constitucionales, al derecho. Por eso se lo denomina Estado de Derecho.

Y para agregar mayores seguridades de que el poder del Estado no va a actuar arbitrariamente, siguiendo los consejos de Montesquieu, se decidió dividir el ejercicio de las funciones del poder, de modo tal que los órganos estatales se controlen entre sí. El aparato del Estado se divide en Poder ejecutivo, Poder legislativo y Poder judicial y cada uno de estos poderes se controlan entre sí, con el fin de evitar la corrupción y el abuso de poder.

Liberalismo, Contractualismo, Constitucionalismo, Estado de Derecho y División de Poderes van a cobrar forma en los Estados Nacionales de la Modernidad, conformando lo que se denomina la Revolución Burguesa de la política, cuyos máximos exponentes son la Revolución Francesa y la Constitución Norteamericana.

Pero hay una gran diferencia entre los Estados modernos y la ciudad estado griega: la cantidad de población.

Los Estados modernos se componen de millones de personas, imposibles de reunir en una sola Asamblea, en un solo lugar. Además cabe aclarar que el hombre moderno considera que su libertad política reside en la posibilidad de elegir si participar o no, de la vida pública; para el hombre moderno la libertad debe estar constituida por el gozo pacífico de la independencia privada.

Entonces la solución a que se arribó fue adoptar la figura del mandato de derecho privado: los mandantes o poderdantes (el pueblo) otorgan poder al o a los mandatarios o apoderados (los gobernantes) para que ejerzan actos (gobiernen) en su nombre y representación, de modo tal que la voluntad de los mandatarios no sea sino expresión de la voluntad de los mandantes: de la voluntad popular. Esta forma de democracia, por mandato o representación, se denomina democracia representativa o indirecta: "el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes" según reza nuestra constitución nacional.

Liberalismo: Teoría y práctica de la defensa, a través del Estado constitucional, de la libertad política individual.

Democracia de masas



Una de las grandes transformaciones de la vida moderna ha sido el sufragio universal. Esto introdujo cambios en la forma de hacer política, en la participación, las instituciones y la democracia.


Para Max Weber la democracia pasa de ser una política de clases a una competencia entre partidos políticos. La democracia es un terreno de prueba para los líderes potenciales. Es como un mercado, un mecanismo institucional para eliminar a los más débiles y para establecer a los más competentes en la lucha competitiva por los votos y el poder.

Mercantilización de la democracia

Según Shumpeter la teoría clásica de la democracia se basa en dos supuestos erróneos: la existencia del bien común y la voluntad general.

Para crear la voluntad general, discernir sobre el interés común, el sujeto debe ser racional, lo cual implica que esté constantemente motivado e informado para participar y decidir sobre lo público. En realidad el sujeto es irracional, apático, manipulado y desinformado. La racionalidad de las acciones humanas puede observarse en las decisiones sobre temas de las esferas más próximas al hombre, donde su responsabilidad es importante, pero a medida que nos alejamos de esta esfera de responsabilidad directa también nos alejamos de la racionalidad. A esto debe sumarse la manipulación por parte de la propaganda política para vender su producto (los políticos) a los votantes, con lo cual se observa que la voluntad general es creada artificialmente.

La conducta del votante tiene las mismas características que la del consumidor, quien elige en el mercado irracionalmente desde el momento en que su opinión, sus gustos y necesidades son creados y manipulados.

Teoría económica de la Democracia

Se diferencia de la Shumpeteriana por la racionalidad constante del votante-consumidor. Considera que los actores son en todo momento seres racionales que se movilizan y actúan a partir de un cálculo costo-beneficio en tanto maximizadores de su interés.

Teoría pluralista de la Democracia

Robert Dahl considera que dado que es imposible el control igualitario de los gobernantes por parte de los gobernados, no podemos hablar de democracia, sino de poliarquía.

Hay instancias de control de los no líderes sobre los líderes. Los individuos se agrupan libremente según sus intereses. En los grupos de interés los no líderes controlan a los líderes. Estos grupos de interés son los protagonistas de la política.

En la poliarquía los líderes no pueden desentenderse de los no líderes hasta las siguientes elecciones, pues del poder de fiscalización de los grupos para evaluar si sus representantes satisficieron sus intereses depende la renovación de su mandato y su supervivencia como líderes.

Los líderes representan a los grupos, no al pueblo y puesto que estos grupos son grupos de interés, deben negociar para mantener la gobernabilidad del sistema. La negociación sirve para acordar políticas y para que los líderes se controlen entre sí.

Uno de los autores contemporáneos que más claramente ha conceptualizado los problemas que enfrenta la Democracia moderna, es Norberto Bobbio. Para él los principales obstáculos de la democracia, son tres: La tecnocracia, la burocracia y el escaso rendimiento del sistema político. La primera porque al estar el conocimiento concentrado en pocas personas, la mayoría no puede tomar decisiones autónomas sin consultar a "los que saben", que son pocos. La segunda, porque como los gobernantes no pueden ejercer el poder directamente, sino que necesitan un conjunto de medios para llegar a la población, esa burocracia intermediaria tiene sus propias pautas e intereses, que muchas veces son contrarios a la voluntad del conjunto. Por bajo rendimiento se entiende la incapacidad del sistema político para satisfacer todas las demandas de toda la sociedad, esto genera insatisfacción y disconformidad con el sistema democrático.

Formas Semidirectas de Democracia.

A mitad de camino de la democracia directa y de la indirecta, las formas semidirectas son medios que se emplean en los regímenes representativos, para poner el poder de decisión, sobre asuntos puntuales, en manos directamente del pueblo.

Es un intento de reducir la distancia entre gobernantes y gobernados que adolecen los regímenes republicanos actuales.

Las formas más conocidas son el referéndum, el plebiscito y la consulta popular, por los que se somete a consideración del electorado el pronunciamiento sobre una cuestión política puntual. También corresponde mencionar la "iniciativa legislativa" o "iniciativa popular" consistente en que una parte del electorado pueda presentar un proyecto de ley, y el congreso quede obligado a tratarlo. La revocatoria de mandatos consiste en la facultad de una parte del electorado (un porcentaje determinado) de remover un funcionario electo. Existen otras diversas formas de participación semejante, estas consisten en dar poder de decisión, o intervención directa al electorado.

Democracia formal vs Democracia participativa.



En la década del 80 con el avance del neoliberalismo, comienzan a aplicarse en todo el mundo planes de ajuste tendientes a desmantelar el estado de bienestar. Tal desmantelamiento deja al descubierto los mismos problemas existentes antes de la década del 30: el mercado libre produce injusticia y protesta social. 


Pero el neoliberalismo no vuelve atrás con la concesión del sufragio universal. El capitalismo no tiene ya sistemas sociales competitivos, de modo que la protesta social generada por el ajuste ya no pone en riesgo el sistema.

No obstante, la disconformidad popular genera problemas de "gobernabilidad", término éste que designa situaciones en las que la política de élite no es aceptada pasivamente por los gobernados. La fórmula de apaciguamiento utilizada por la élite neoliberal, no será ya la apertura a lo social, sino la lisa y llama restricción: El funcionamiento del sistema político republicano, formalmente democrático, se limita al mínimo de su expresión. Los canales de comunicación de la sociedad al gobierno se cierran. El estado manipula o compra el silencio de los Sindicatos y las ONGs. Se cierran los canales de consulta. Y los pronunciamientos populares se limitan a las elecciones, cuyas campañas son objeto de fuerte influencia por parte de los especialistas en opinión pública y por los medios de comunicación. Todo ello en el contexto de una sociedad capitalista en proceso de globalización.

La forma de democracia funcional a las políticas de ajuste es la democracia formal, restringida o delegativa, caracterizadas por la pasividad de la sociedad civil y del pueblo.

Como contestación a esta forma política, desde la caída del modelo comunista, tienden a crecer las propuestas participativas de democracia social ; ya que no existen alternativas al modelo social propuesto por el capitalismo ; ya que no existe en la sociedad la inquietud por la transformación revolucionaria de la sociedad; lo que proponen los movimientos sociales de contestación es la profundización de la democracia mediante la participación popular, en pos de la obtención de un nuevo tipo de políticas sociales, limitativas del mercado, favorables al pueblo y gestionadas por los propios actores colectivos.

La propuesta de una democracia participativa es un método para profundizar la democracia política, pero también para profundizar la democratización de la economía, y para gestionar democráticamente los márgenes de socialización alcanzados. Sus principales sujetos portadores son las ONGs. Sus principales voceros los líderes sociales. Sus principales socios son los líderes políticos honestos. Y su programa es el de una reforma progresiva y consensuada de la sociedad actual, con un sentido democrático y solidario.

El teórico más representativo de la democracia participativa es Macpherson que postula un "sistema piramidal, con la democracia directa en la base y al democracia delegada en todos los niveles por encima de ella. Así, se empezaría con una democracia directa al nivel del barrio o de la fábrica, con debates totalmente directos, decisión por consenso o mayoría y elección de delegados que formarían un consejo al nivel más amplio inmediato... Los delegados tendrían que contar con suficientes instrucciones de sus electores y ser responsables ante ellos... Y así sucesivamente".

A mediados del siglo pasado, la democracia representativa consagrada por el constitucionalismo clásico entra en una profunda crisis.

La concepción teórica del poder que emana del pueblo pero que es ejercido exclusivamente por sus representantes (tal como sostienen algunos sectores apoyados en una interpretación textual del artículo 22 de nuestra Constitución Nacional) aparece como insuficiente para contener las demandas populares y alcanzar una sociedad con más libertad, igualdad y justicia social.

El conflicto es antiguo, y se remonta a la contraposición entre la concepción Rousseauniana y la defensa de la propiedad privada de Locke.

El proceso histórico ha demostrado que democracia y liberalismo no son términos sinónimos como en un principio se pretendió. Por el contrario, a lo largo de la década pasada, en el esplendor de las políticas neoliberales, hemos podido comprobar cómo se utilizó la fachada del ‘‘régimen democrático’’ para implementar políticas autoritarias absolutamente contrarias a los intereses populares y que condenaron a la exclusión y la marginalidad a la gran mayoría de la población.

En nuestro país, a partir de la sanción de la constitución de 1853, todo intento de intervención popular en la toma de decisiones fue abortado, fundándose en una vieja interpretación del artículo 22 de la misma, según la cual estaría vedada toda forma de ejercicio de democracia semidirecta. Esta norma fue esgrimida en cada oportunidad en que fuera necesario limitar la participación popular en la toma de decisiones.

En definitiva, para la concepción neoliberal la participación popular es tolerable sólo cuando se limita a la selección más o menos periódica de quienes habrán de ocupar los cargos de gobierno (y recordemos que en la mayoría de los países latinoamericanos, también estos procesos se vieron interrumpidos por largos períodos), pero debe abstenerse de intervenir en el proceso de la toma de decisiones. De esta forma se favorece el manejo discrecional de la cosa pública por parte de las oligarquías gobernantes.

Otro recurso, frecuentemente utilizado para limitar la participación popular es el consabido argumento de que la complejidad de las cuestiones a resolver requieren la intervención de profesionales y técnicos, quienes, ya no actuarían como asesores en aquellas materias complejas, sino que, directamente, son los encargados de tomar las decisiones apoyados en sus conocimientos científicos. La contradicción entre estas especulaciones y el ideal democrático ha sido claramente expuesta por Norberto Bobbio: ‘‘La tecnocracia y la democracia son antitéticas: si el protagonista de la sociedad industrial es el experto, entonces quien lleva el papel principal en dicha sociedad no puede ser el ciudadano común y corriente. La democracia se basa en la hipótesis de que todos pueden tomar decisiones sobre todo; por el contrario, la tecnocracia pretende que los que tomen las decisiones sean los pocos que entienden de tales asuntos. ’

Los resultados de estas concepciones han sido catastróficos para las sociedades, que, al verse apartadas del proceso de toma de las decisiones que hacen a la defensa de sus intereses y al manejo de lo público, se vieron arrojadas a la pobreza y la marginalidad.

Así por ejemplo, en nuestro país, se decidió, de espaldas a la sociedad, la privatización de empresas públicas, la transferencia de establecimientos educativos de la Nación a las Provincias sin que se transfirieran conjuntamente las correspondientes partidas presupuestarias, el desmantelamiento del sistema de salud, la utilización del espacio público en beneficio de unos pocos, la reducción del aparato del estado a su mínima expresión, y sobre todo, el endeudamiento del Estado Nacional a límites inimaginables. Las consecuencias para la sociedad de estas decisiones han sido devastadoras, y se traducen en la miseria en que vive la mayoría de la población, en los altísimos niveles de desocupación, la desnutrición y mortalidad infantil que se han elevado a grados antes desconocidos, la deserción escolar que condena a los jóvenes a un destino peor que el de sus padres y los altos índices de inseguridad que en los últimos tiempos han sido tratados por algunos sectores interesados como un fenómeno aislado y que nada tiene que ver con las políticas implementadas durante la última dictadura y profundizadas en la década del 90.

Las instituciones puestas en marcha bajo la democracia representativa, han sido poco eficaces, en muchas experiencias latinoamericanas, en la función de mantenimiento de un sistema de creencias de aceptabilidad de la clase política y de las políticas emanadas de un sistema de gobierno. La falta de articulación de ambos sistemas se ha constituido como un factor importante del contenido de la crisis. En este contexto, el rol de los partidos políticos, como instituciones que se ven inmersas en el proceso de burocratización del Estado, se fueron transformando en fuertes aparatos burocráticos y en instrumentos de políticas clientelistas, de cooptación y de poca participación.

Parámetros como la participación activa, la acción directa y la auto-organización, son los espacios que dan la oportunidad de redefinir las instituciones estatales y sociales.

Democracias de baja intensidad en el “Capitalismo con Valores Asiáticos”

Por democracia de baja intensidad entendemos a un sistema político en donde, formalmente se respetan los procedimientos de la democracia representativa, pero el poder ha sido sustraído del parlamento o congreso nacional (institución en donde se sientan los representantes directos del pueblo) y se ha dirigido a secretarias y ministerios no alcanzados por el sufragio o hacia los jueces y jerarquías menores de la pirámide estatal. Es decir, el poder se ha corrido hacia la burocracia y el parlamento se ha quedado como algo simbólico. Los partidos se han adaptado a esta forma de poder y funcionan prácticamente como compañías electorales, vacías de contenido, sin militancia orgánica y sin apelar a un electorado movilizado.

Slavoj Zizek dice que este tipo de democracias son producto del “Capitalismo con Valores Asiáticos”, al que define como una forma de relación entre la sociedad civil (pueblo) y su Estado, en donde la hegemonía se desenvuelve de manera más autoritaria que en occidente. Si bien lo que prima es el consenso, este se fuerza por la amenaza de represión y persecución digital. Que el sujeto internaliza a través de las redes de poder biopolíticas y psicopoliticas, estas últimas dadas por el sistema de control digital que se ejerce a través de las apps y del Big Data

Doble poder & democracias de base

Llamamos doble poder a procesos históricos en los cuales el poder formal/legal, se vio amenazado por un poder alternativo, todo dentro de una misma sociedad o conjunto de sociedades.

Por ejemplo, durante la Guerra Civil Española (1936 a 1939), luego de fallar en algunas regiones como Asturias, Cataluña & Madrid el golpe militar, se inició un proceso de doble democratización. Por un lado los partidos que se reivindicaban republicanos o socialdemócratas, como el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), instauraron la Segunda República, con un régimen democrático-representativo y una constitución muy progresista para la época, en donde estaba contemplada por ejemplo la separación entre la Iglesia y el Estado. Pero manteniendo siempre el poder en los representantes (no en el pueblo) y teniendo control desde el Estado de las fuerzas represivas.

Por otro lado grupos radicales como el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y la CNT-FAI (Central Nacional de Trabajadores – Federación Anarquista Ibérica), pujaron para la disolución del Estado y con él, del sistema capitalista, para crear organismos de deliberación de base y autogobierno. El poder real se concentró en el órgano central de milicias y se crearon instituciones asamblearias en ciudades, pueblos y barrios. Fusionándose los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) en uno solo, a manos del pueblo y sus representantes directos. El brazo armado del estado, pasó a ser ahora el propio pueblo en armas y la propiedad privada de campos e industrias, paso a manos de sus trabajadores.

Ambos sistemas, el republicano y el socialista libertario, convivieron durante un tiempo hasta que Francisco Franco instauro el fascismo.

Otro ejemplo de democracia de base, fue el sistema instaurado luego de la Revolución Rusa en 1917. Este duró por cuatro años, hasta la llegada de Stalin al poder y la restauración de un republicanismo burocrático-autoritario. Esta forma de autogobierno se basó en soviets (consejos) en donde la población se reunía, legislaba y promulgaba leyes y a su vez, votaba representantes para el Congreso Nacional de Soviets de toda las Rusias. La constitución nacional, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fue votada por este organismo y también fue muy progresista para la época; reconociendo el aborto legal, creando lavanderías y guarderías públicas para quitar el trabajo hogareño que recae en las mujeres, promulgando la reforma agraria más importante hasta el día de hoy, nacionalizando industrias y servicios, etc.

Ejemplos históricos hay muchos, otro podría ser el Zapatismo o la actual Rojava, pero no los agotaremos aquí y queda librado al interés de quien quiera buscarlos o consultarnos a nosotros. Lo central es que podamos entender que cuando hay doble poder, se pone en cuestionamiento la jerarquía piramidal del Estado y cuando hay un poder único de base, se crea una democracia horizontal.



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