Gobierno
Etimológicamente proviene del griego kibernao que significa dirigir con el timón. El gobierno es el centro a partir del cual se ejerce el poder en una sociedad. El concepto de gobierno se puede analizar desde tres perspectivas:
- Autoridad: es el individuo o conjunto de individuos que ejercen el poder de autoridad en un sistema político. Pueden ser actores individuales o sea los políticos o colectivos.
- Actividad: es la actividad de conducir la sociedad, ésta es una perspectiva funcional.
- Instituciones: son aquellas desde las cuales se ejerce la autoridad, por ejemplo el poder ejecutivo.
El gobierno como conjunto de valores
El gobierno visto desde el ejecutivo, es una red de funcionarios públicos íntimamente ligados entre sí, que participan en los procesos de diseño y ejecución de políticas. Como miembros de dicha red y cuya permanencia es inseparable del ejecutivo.
Max Weber dice que gobierno es una organización política, una asociación de dominación cuya existencia dentro de un ámbito geográfico está garantizada, de un modo continuo, por la amenaza y aplicación de la fuerza física.
La característica distintiva del gobierno político es el control de los instrumentos de coerción (policía y Fuerzas Armadas). Sin ese control las acciones del gobierno pierden la garantía de obligatoriedad. Dicho de otra forma, un gobierno de un país (cualquiera sea) que dirige una sociedad divida en clases sociales, no puede gobernar por puro consenso, ni únicamente por coerción.
La legitimidad del Poder es el centro de la relación entre gobernados y gobernantes, es el apoyo a través del cual los gobernados confieren autoridad a los gobernantes.
Podemos distinguir tres dimensiones de legitimidad:
- La dimensión genética: referida a la manera en que los gobernantes llegan al poder. En la democracia la legitimidad genética es concretada mediante la ratificación periódica a través del voto del pueblo que en su faz de cuerpo electoral, exterioriza su opinión.
- La dimensión funcional: La legitimidad está dada por los resultados, la obediencia está fundamentada en la capacidad del gobierno para satisfacer las demandas de la comunidad.
- La dimensión legal: (legitimidad racional-legal) La legalidad es el modo de legitimidad propio de los sistemas políticos modernos, es la juridicidad que institucionaliza la legitimidad.
En períodos de normalidad y estabilidad la legitimidad y la legalidad se identifican, pero cuando hay inestabilidad la legitimidad recobra entidad propia más allá de lo jurídico. Entonces el gobierno es el poder de autoridad formalizado en el orden constitucional y legal. En este gobierno institucionalizado, el acto de los gobernantes en el ejercicio de sus funciones es objetivo, no es tomado en nombre propio, sino de la autoridad conferida por el cargo.
El recorrido histórico que conduce desde la idea de gobierno centrada en actores (poder subjetivo) a otra centrada en instituciones se cristaliza en las ideas de Estado de Derecho y Gobierno Constitucional.
Gobierno como conjunto de funciones
La dirección política tiene dos caras: una se destaca por su naturaleza innovadora surge de la subjetividad del político, su marca es el juicio de valor; la otra es la necesidad de obtener consenso su marca es la negociación, el riesgo y el acuerdo político.
La administración es de carácter repetitivo, ejecuta decisiones ya adoptadas, sin pasión ateniéndose al expediente. Tiene que hallar un equilibrio entre los nuevos rumbos y los pasados compromisos de los gobiernos anteriores. Es técnica y tiende a la planificación.
Podemos distinguir, entonces, entre “gobierno electo” con limitación en el tiempo y “gobierno permanente” integrado por funcionarios de carrera que componen y hacen funcionar el brazo administrativo del Estado. El gobierno permanente es subordinado al gobierno electo, pero el electo necesita de los funcionarios permanentes porque hacen mover las maquinarias institucionales y porque cuentan con el saber técnico especializado y con la información propia de su función.
- El mantenimiento de la unidad política hacia el interior (custodia del orden y la paz interna)
- La tutela de la comunidad política frente al exterior.
El gobierno se convierte en garante de la seguridad interna y externa.
Estas funciones se distribuyen entre el polo negativo de las acciones de policía y el polo positivo de la previsión y provisión del Estado de Bienestar, en cuanto al orden interno. Entre el polo negativo de la acción bélica y el positivo de las relaciones diplomáticas y comerciales con referencia a la seguridad exterior.
A estas funciones hay que sumarle la impositiva o extractiva o sea la extracción de recursos de la sociedad para sostener las actividades gubernamentales.
Estas funciones de gobierno se ven ampliadas o no, según la forma de Estado:
El Estado de Bienestar adiciona a sus actividades tradicionales, otras como la educación, la asistencia sanitaria, la vivienda, la seguridad social, el desarrollo de la economía, la producción de bienes y la búsqueda del pleno empleo, aparecen entonces nuevos ministerios y departamentos de Estado.
El aumento de la intervención gubernamental está asociado a un desarrollo ascendente de las necesidades presupuestarias y aumenta el gasto público.
El gobierno como conjunto de instituciones
El sistema político es un conjunto de Instituciones, grupos y procesos políticos caracterizados por un cierto grado de interdependencia recíproca.
Para el análisis sistémico enraizado en el conductismo un sistema político es un conjunto de conductas interrelacionadas a partir de las cuales se asignan valores con autoridad en un sistema social.
El sistema político procesa los inputs que activan el sistema (entradas en forma de demandas o apoyo político) y los transforma en outputs (salidas o respuestas en la modalidad de decisiones políticas) que definen los conflictos que se dan en la sociedad (el ambiente) y entre ésta y el sistema político.
Los outputs pueden generar cambios en el ambiente. Esto permite la retroalimentación o feedback de las presiones sobre las decisiones políticas, modificando o corrigiendo las demandas y apoyos a consecuencia de la actividad política desarrollada.
Se puede decir que los inputs son: demandas de bienes y servicios, regulación de conductas, participación, información, apoyos mediante ayuda material, obediencia a la ley, participación y respeto a la autoridad.
Se puede decir que los outputs son extracciones, regulaciones de conducta, prestaciones o distribuciones de bienes y servicios; y productos simbólicos (afirmación de valores, exhibición de signos políticos, declaraciones o intenciones políticas).
Formas de gobierno
En “La Política” Aristóteles utiliza dos criterios diferenciadores: cuantitativo y cualitativo.
Nicolás Maquiavelo en “El Príncipe” distingue entre Principado, donde el poder está concentrado en una sola persona y República en la que el poder está distribuido en un grupo de personas (aristocracia) o en la comunidad toda (democracia).
Se produce un giro en la concepción de las formas de gobierno no importa que sean muchos o pocos los que participan, el hecho de que sea más de uno el que gobierna genera problemas e interacciones.
En el siglo XVII “El Leviatán” de Thomas Hobbes y el “Tratado sobre gobierno civil” de John Locke ponen en relieve la distinción entre gobierno absoluto y gobierno moderado o limitado.
“El Espíritu de las leyes” de Montesquieu (1748) identifica tres formas de gobierno:
- La República en la que todo el pueblo (democracia) o parte de él (aristocracia) detentan el poder.
- La Monarquía en la que gobierna un solo hombre de acuerdo con la Ley.
- El Despotismo en el que gobierna un solo hombre según su propia voluntad y sin respetar la Ley.
Para evitar el despotismo y garantizar un gobierno moderado es necesario que el poder controle al poder. La llave maestra es evitar la concentración de poder por medio de una separación de los órganos que lo desempeñan: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
La introducción de la separación de poderes permitirá el seguimiento y desarrollo del Constitucionalismo, lo cual genera la siguiente clasificación:
- Gobiernos Constitucionales o sea gobiernos moderados sujetos a la ley y a la división de poderes.
- Gobiernos absolutistas o sea gobiernos arbitrarios e ilimitados.
La diferencia está dada por el respeto a la ley y a la división de poderes.
Entonces tenemos monarquías y repúblicas constitucionales por un lado y gobiernos
absolutistas por el otro.
Para distinguir el poder concentrado en una sola persona y el poder descentralizado, puede verificarse un doble proceso de descentralización:
- Horizontal: la división de poderes que multiplica los órganos decisionales a la vez que les impone mutuas restricciones. Se pueden distinguir entre gobiernos parlamentarios y presidencialistas
- Vertical o territorial: el federalismo o sea, la delegación de facultades decisionales a subunidades territoriales del sistema político distinguiendo entre unitarios y federales.
El gobierno unitario tiende a fusionar el poder: el control se ejerce desde el gobierno central, siendo la administración local sólo uno de sus brazos ejecutores. Las subunidades territoriales están sometidas al poder central.
El gobierno federal tiende a fragmentar el poder. Las unidades constitutivas del Estado gozan de grados variables de autonomía constitucional, legal y política (constitución propia, elección democrática de sus gobernantes, fuente de ingresos propia, fuerzas de seguridad propias, etc.)
Bonapartismo, Cesarismo sin Cesar y demás regímenes de excepción
León Trotsky y Antonio Gramsci, ambos teóricos marxistas de la Tercera Internacional, se referían básicamente a lo mismo al definir a un gobierno como bonapartista o cesarista:
Gobiernos dirigidos por una persona carismática, que gobierna apoyado por las masas del pueblo o en algún sector en particular del Estado. Por ejemplo; Julio Cesar se apoyó en el pueblo de Roma, realizando reformas sociales progresistas, para acumular todas las magistraturas y el poder, parándose él mismo por encima del Senado y de todas las instituciones de Roma. Napoleón Bonaparte manipuló a la República Francesa a su antojo, amparándose en el ejército. En síntesis, son gobiernos que sin trastocar la estructura jurídica-burocrática del Estado, maniobran con la misma concentrando el poder.
No es lo mismo que una dictadura porque el régimen no cambia. Es decir, formalmente se puede vivir en democracia con un Bonaparte en el poder, aunque es común que se restrinjan ciertas libertades individuales y colectivas. Tampoco es sinónimo de tirano para con el pueblo o de benefactor, existen gobierno de este tipo que han generado importantes concesiones sociales a las masas (como el de Perón en Argentina) y otros que han hecho todo lo contrario (como el de Bolsonaro en Brasil).
Bonapartismo y Cesarismo realzan cualidades pre-legales de legitimidad estatal, tales como
el carisma.
Con Cesarismo sin Cesar, Gramsci se refiere a que algún sector del Estado, como las fuerzas armadas o la justicia, gobiernen restringiendo algunos aspectos democráticos y se posicionen por encima del resto de instituciones, concentrando el poder, sin romper con el Estado de Derecho. Pero lo hacen sin ningún personaje con el carisma necesario para seducir a la población en general. Por ejemplo, el golpe de Estado en Bolivia del año pasado, que terminó por derrocar a Evo Morales, no cambió el régimen, no impuso una dictadura militar. Dio lugar a un gobierno democrático en lo formal, tutelado o por lo menos con importante participación de las fuerzas armadas y sin un personaje carismático que lo dirija. Esto último lo demuestran las encuestas electorales que dan como ganador en primera vuelta al candidato del MÁS (Movimiento al Socialismo), el partido del presidente derrocado.
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